P: ¿Por qué la dieta mediterránea ayuda a controlar el hígado graso?
R: La enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) es la principal causa de enfermedad hepática crónica, pues afecta al 20-30% de la población mundial; se asocia con obesidad y diabetes, y se caracteriza por el exceso de grasa en el hígado (más del 5%), que causa inflamación y fibrosis hepática, pudiendo progresar hasta cirrosis y cáncer. Hasta la fecha, no existe ningún tratamiento estándar para controlar los efectos nocivos de esta condición de salud; pero el consumo de alimentos frescos e integrales (verduras, frutas y granos) puede mejorar la salud del hígado (Montemayor S y col. Nutrients, agosto-2023). La dieta mediterránea (DM) por ser rica en verduras, frutas, cereales integrales, nueces, leguminosas (habas, habichuelas, lentejas, etc.) y aceite de oliva extravirgen; moderada en huevo, aves de corral, lácteos, pescados y mariscos, pero baja en carnes rojas, proporciona grasas buenas (monoinsaturadas y poliinsaturadas), antioxidantes, fibras y proteínas de origen vegetal, que ayudan a evitar la progresión de la EHGNA (Anania C y col. World J Gastroenterol, 2018).
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A diferencia de nuestra dieta occidental, la DM es baja en fructosa (abundante en miel y jarabe de maíz alto en fructosa), un azúcar que se convierte en grasa a nivel hepático. Aunque diversos factores genéticos y ambientales juegan un papel importante en el desarrollo de la EHGNA, se ha demostrado que la DM puede reducir la cantidad de grasa y la inflamación del hígado (Miryan M y col. Front. Nutr., febrero-2023). Las fibras ayudan a controlar la obesidad y la diabetes, preservando la diversidad de la microbiota intestinal, que al fermentar las fibras producen ácidos grasos de cadena corta (acético, propiónico y butírico), sustancias que reducen la respuesta inflamatoria y protegen contra la EHGNA. De igual forma, el consumo de 3 tazas de café al día modula la microbiota intestinal, controlando el hígado graso y las escaras hepáticas.
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