Consultorio de Nutrición: ¿Sabe usted en qué consiste la paradoja de la obesidad?

Consultorio de Nutrición: ¿Sabe usted en qué consiste la paradoja de la obesidad?

Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Sabe usted en qué consiste la paradoja de la obesidad?

R: La obesidad es una enfermedad crónica asociada con mayor riesgo de padecer diabetes, elevación de colesterol y triglicéridos en sangre, cáncer de colon, mama, enfermedades osteoarticulares, apnea obstructiva del sueño, depresión, pancreatitis, hipertensión arterial y otras afecciones cardiovasculares; disminuye la calidad de vida y aumenta la mortalidad por todas las causas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad se diagnostica utilizando el índice de masa corporal (IMC) que se obtiene dividiendo el peso corporal (kilogramos) entre el cuadrado de la estatura (metros), y se interpreta así: desnutrición (IMC menor de 18.5 kg/m2), normonutrido (IMC:18.5-24.9 kg/m2, sobrepeso (25-29.9 kg/m2) y obesidad (30 kg/ m2 o mayor).

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El concepto de “paradoja de la obesidad” ha surgido porque, según algunos estudios, en los enfermos con enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o insuficiencia cardíaca un IMC superior a 24.9 kg/m2 se asocia con menor mortalidad que el IMC normal (Rhee, CM; Curr. Opin Nephrol. Hypertens. 2016).

En un metanálisis con 2.7 millones de pacientes hubo una clara relación en forma de U entre el IMC y la mortalidad por cualquier causa, siendo más baja en el rango de sobrepeso (IMC: 25-30 km/m2) y aumentando fuera de estos valores, y en los pacientes ancianos con un IMC menor a 20 kg/m2 (Niemczyk M; J.Clin.Med.2024).

Esto sugiere que el sobrepeso y la obesidad podrían tener un efecto protector, quizás, porque la grasa corporal atrapa las toxinas liposolubles, evitando una toxicidad generalizada.

No obstante, algunos cientíBcos sugieren revisar la interpretación del IMC, porque no es un buen indicador para el diagnóstico de obesidad, y no discrimina entre el tejido magro (sin grasa) y la grasa corporal (y su distribución corporal); y según las evidencias, el riesgo cardiometabólico se asocia con la grasa corporal visceral (abdominal) y no con la subcutánea. ¿Qué hacer, entonces, con el IMC? Piénselo…