Pregunta del lector: ¿Es posible hacer un divorcio resiliente?
Respuesta de la terapeuta: Sí, es posible, cuando la pareja se propone alcanzar la resiliencia para no lastimarse, ya que la separación en sí misma es dolorosa y conlleva las tensiones propias del proceso.
El divorcio resiliente no implica ausencia de malestar emocional, tensiones y discusiones con el propósito de herirse, sino que cada uno pueda expresar lo que siente y lo que entiende espera del otro en este proceso.
Implica, además, que cada uno deponga la actitud de querer dominar la situación, manipular encubiertamente y desacreditar a la pareja ante los demás.
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Ser resiliente en este proceso requiere de un grado de madurez emocional elevado. Es concentrarse en su propia angustia, desaliento, frustraciones, deslealtades, entre otros sentimientos dolorosos, pero sin descargarlos en el otro para herir.
Es posicionar la comunicación, en primer lugar, como estrategia para el entendimiento. El diálogo sirve para expresar lo que se siente sin herir ni expresar la ira de manera desbordada. Es pedir información, aclaración y decir lo que se siente.
Creo que siempre debe existir un espacio para que cada uno exprese desde su posición lo que siente y cree, sin la intención de que su verdad sea la que primará en el diálogo.
Es asumir las responsabilidades individuales sobre los derechos adquiridos en el matrimonio.
Indiscutiblemente, hay que asumir con prioridad sagrada el bienestar psicoemocional de los hijos. Ningún conflicto de la pareja, por severo que sea, puede sobreponerse e involucrarlos.
La resiliencia se construye con voluntad y actitud firme.