Respuesta de la terapeuta: Es probable, sobre todo si se carece del conocimiento de las características principales que le perfilan. Además, si se trata de justificar o minimizar los comportamientos crueles de la persona.
Muchos se mueven en ambientes sociales, laborales y políticos. Incluso, algunos podrían escabullirse como fieles en los ámbitos religiosos, así desvían la atención porque saben fingir para manipular.
Son desalmados, se creen superiores y se rigen por sus propias normas. No se avergüenzan cuando tienen problemas legales, financieros o particulares. Carecen de empatía, culpa y no muestran arrepentimiento. Si son descubiertos, tienden a expresar que son injustos con ellos.
La falta de empatía se refleja por el desinterés en los demás. Se muestran indiferentes frente al dolor ajeno y son personas desconectadas emocionalmente. Incluso pueden fingir el afecto en el entorno familiar.
Además, ven a los demás como un objeto para usarlos intencionalmente y sacarles beneficio. También se rodean de gente con poder para legitimar sus acciones. Otros se relacionan con personas con prestancia social para escalar a un estatus en el que puedan extorsionarlas, manipularlas o implicarlas en su trama para no caer solos. Maniobran, explotan y engañan sin piedad.
Cuando comenten sus actos fraudulentos no muestran miedo ni ansiedad. Son individuos fríos, sin alteración del pulso, no hiperventilan ni se les ponen los pelos de punta. Si son descubiertos, no se muestran excitados, angustiados, avergonzados ni arrepentidos. Todo lo contrario, están convencidos de que son víctimas de la justicia y la sociedad.