Covid: 3 datos clave que aún no conocemos tras dos años de pandemia

Covid: 3 datos clave que aún no conocemos tras dos años de pandemia

«Entre más preguntas respondemos, nuevas grandes preguntas surgen sobre el Covid», dice la doctora Seema Lakdawala, profesora de microbiología y genética molecular en la Universidad de Pittsburgh.

Refiriéndose al estado actual del Covid, Lakdawala se refiere a la impetuosa carrera que los científicos como ella emprendieron desde diciembre de 2019 para descifrar al SARS-CoV-2, que para entonces apenas comenzaba a expandirse.

Más de dos años después, los investigadores han logrado grandes avances, que han permitido el desarrollo de vacunas y tratamientos para combatir la covid-19.

Sin embargo, como indica la experta, aún hay asuntos fundamentales que siguen siendo una incógnita.

Resolver esos misterios, dicen los expertos, permitiría fortalecer la lucha contra la pandemia.

Estos son 3 datos clave del SARS-CoV-2 de los que aún no se tiene una respuesta definitiva.

1. El origen preciso del virus

«La fuente del brote original aún no se ha determinado», indica la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido en su sitio web.

En febrero de 2021, un equipo de la OMS encargado de investigar los orígenes de la covid viajó a China y concluyó que el virus probablemente surgió de los murciélagos, pero que se necesitaba indagar más.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, dijo que la investigación se había visto obstaculizada por la falta de datos y transparencia de China.

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Una de las conclusiones de la investigación de la OMS fue que era «extremadamente improbable» que el virus hubiera llegado a los humanos debido a un incidente en un laboratorio.

Tedros, sin embargo, luego dijo que esa conclusión era «prematura» y en un editorial publicado en la revista Science en octubre, dijo que «no se puede descartar un accidente de laboratorio hasta que haya suficiente evidencia».

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El virus se originó en China a finales de 2019

Ese mismo mes, la OMS conformó un equipo de expertos que se unieron al Grupo Asesor Científico sobre los Orígenes de los Nuevos Patógenos (SAGO, por sus siglas en inglés).

La misión del SAGO es investigar si el virus pasó de animales a humanos en los mercados de Wuhan o si se filtró en un accidente de laboratorio.

El grupo SAGO tuvo su primera reunión en noviembre de 2021.

Tedros explica que los hallazgos de grupos como SAGO pueden ser útiles para desarrollar políticas que reduzcan la posibilidad de que virus animales salten a los humanos.

A finales de octubre, las agencias de inteligencia de Estados Unidos desclasificaron un informe que dice que es posible que nunca puedan identificar los orígenes del virus SARS-CoV-2.

El documento descarta que el virus haya sido creado como arma biológica, y considera la transmisión de animal a humano y una fuga de laboratorio como las hipótesis más plausibles.

El reporte, sin embargo, advierte que no llegó a una conclusión definitiva.

China ha rechazado enérgicamente la teoría de que el virus se filtró en un accidente de laboratorio.

En un artículo publicado en noviembre de 2021 en el portal Stat News, John P. Moore, profesor de microbiología e inmunología en la Universidad de Cornell, afirma que «puede que nunca sepamos el origen de la covid-19».

Moore añade que han surgido otras teorías más «extravagantes», las cuales pueden ser descartadas y que el debate hoy se centra entre la transmisión natural del virus y la filtración de un laboratorio.

2. La dosis infecciosa del virus

La dosis infecciosa es la cantidad de virus necesaria para que ocurra una infección.

En el caso del SARS-CoV-2 esa dosis no se conoce, es decir, no está claro qué cantidad de partículas del virus inhaladas son suficientes para que una persona se contagie.

«No se ha establecido la dosis infecciosa de SARS-CoV-2 necesaria para transmitir la infección«, indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).

Los CDC también indican que estudios en animales e investigaciones epidemiológicas muestran que inhalar el virus puede causar la infección, pero que la contribución de la inhalación del virus o su contacto con membranas mucosas (como los ojos) «permanece sin cuantificar y será difícil de establecer».

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Con sus nuevas variantes, la transmisibilidad del Covid se ha vuelto más ocurrente

«La dosis infecciosa del SARS-CoV-2 en humanos es una cantidad muy difícil de medir sin infectar experimentalmente a humanos», le dice a BBC Mundo la doctora Lakdawala, especialista en virus respiratorios con potencial pandémico.

Con algunos virus, como los que causan la influenza, basta con que la persona se exponga a 10 partículas del virus para contagiarse, mientras que para otros virus, como el MERS, son necesarias miles de partículas para causar la infección.

En el caso del SARS-CoV-2 esa cantidad no se conoce.

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Lakdawala explica que lo más cercano que saben proviene del virus 229e, un tipo de coronavirus que causa un resfriado común y que tiene una dosis infecciosa similar a la influenza.

«Pero no está claro si ocurre lo mismo con el SARS-CoV-2″, dice la experta.

«En el caso de la variante ómicron, no está claro si es más infecciosa porque se necesitan menos partículas para infectarse».

«No sabemos si se necesitan cien partículas, mil partículas o 10.000 partículas para infectarse».

La covid-19 es claramente muy contagiosa, pero esto puede deberse a que se necesitan pocas partículas para la infección (la dosis infecciosa es baja), o porque las personas infectadas liberan una gran cantidad de virus en su entorno, dice la experta.

Actualmente mucha de la información sobre el potencial infeccioso de una persona y las medidas de aislamiento están basadas en cuánto tiempo la persona continúa desprendiendo virus.

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Las vacunas mantienen la protección contra la covid-19.

Por eso, explica, Lakdawala, conocer más sobre la dosis infecciosa del virus podría servir para evaluar mejor los riesgos en espacios como restaurantes o escuelas, y según el tiempo que las personas estén en determinados lugares.

«En este momento solo estamos siendo cautelosos y tratando de evitar la transmisión, pero saber la cantidad de virus necesaria podría ayudar a mejorar algunas medidas», dice la experta.

Y concluye que aunque no se conozca la dosis infecciosa, «con las vacunas la cantidad de virus que se necesita para infectarse es probablemente más alta».

«Con la vacuna necesitas respirar más virus para iniciar la infección», explica Lakdawala.

Actualmente están en desarrollo varios estudios en los que a voluntarios se les expone a distintas dosis del virus en un ambiente controlado, a partir de lo cual se espera tener mayor información sobre la dosis infecciosa.

3. El nivel de anticuerpos necesarios para prevenir la infección

Actualmente no se sabe qué cantidad de anticuerpos debe tener una persona para que se considere que está protegida contra la covid-19.

A esa medida se le conoce como «correlato de protección», porque son indicadores de que el cuerpo humano está protegido contra la enfermedad o la infección.

Varios expertos coinciden en que esa cantidad de anticuerpos con los que alguien se puede considerar protegido, es un dato clave en la lucha contra la covid-19.

«Se necesita con urgencia un correlato de protección para las vacunas contra el SARS-CoV-2″, escribió en la revista Science en julio de 2021 Florian Krammer, profesor en el Departamento de Microbiología en la Escuela Icahn de Medicina del Hospital Mount Sinai, en Nueva York.

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Los anticuerpos, en forma de Y, atacan al virus cuando ingresa al cuerpo.

En su artículo, Krammer explica la importancia de lograr establecer un nivel de anticuerpos como correlato de protección, es decir, lograr identificar la cantidad mínima de anticuerpos que ofrecen protección.

Una razón es que se podría acelerar la aprobación de nuevas vacunas con base en la lectura de la cantidad de inmunidad que ofrecen, sin que sean necesarios largos y extensos ensayos de fase 3, dice Krammer.

Conocer el correlato de protección también permitiría administrar la vacunación de personas inmunodeprimidas de manera más eficiente, por ejemplo, aplicando dosis de refuerzos si se observa que no se generó un cantidad suficiente de anticuerpos, explica el experto.

Además, dice Krammer, el correlato de protección podría ser un indicador que utilicen las autoridades sanitarias para determinar qué porcentaje de su población está protegida.

Krammer, sin embargo, advierte que es poco probable que se logre identificar un correlato que se pueda aplicar a todas las vacunas, a todas las variantes y a todas las poblaciones, pero que aun así, sería «extremadamente útil» en la lucha contra la covid-19.

En el caso de ómicron, por ejemplo, las vacunas generan menos anticuerpos que neutralizan el virus, explica Lakdawala.

«Pero eso no significa que no estemos protegidos», aclara la experta.

«Los datos muestras de manera consistente que las vacunas previenen la enfermedad grave en comparación con los no vacunados».

La experta añade que la aparición de nuevas variantes pueden hacer que cambien los datos de dosis infecciosa y correlato de protección.

«Cada vez que el virus se transmite puede mutar, y cada vez que mute puede impactar estas variables, así que hay que evitar las transmisión», dice Lakdawala.

Para ello, mientras los investigadores intentan responder éstas y otras incógnitas, recomienda seguir manteniendo las medidas de «sentido común»: usar mascarillas, vacunarse y mantener la distancia.