El aceptable acceso a consultas médicas para afiliados de la Seguridad Social disminuye considerablemente cuando se requieren atenciones especializadas sujetas a listas de espera, protocolos y copagos; y estudios tomados en cuenta por el Sistema Único de Beneficiarios (Siuben) indican que el mayor (y más alarmante) problema surge al tratar de adquirir los medicamentos que demandan las circunstancias, a veces a vida o muerte, cuyos precios fijan libremente los proveedores. No existen, con obligatoriedad, las referencias de costos que atenúen el lucro que reduce drásticamente el alcance a los patentizados, sobre todo a los de excepcional eficacia. Tal como rigen hoy las normas de protección y el nivel de inversión que las aseguradoras dedican a la salud de sus cotizantes, la superación de enfermedades está siendo obstaculizada a muchos de los dominicanos.
Puede leer: Tramo de frontera perforado por la delincuencia
El asegurado es castigado por una elevación del gasto de bolsillo o uso excesivo de sus propios recursos por el enflaquecimiento de las coberturas. Un debilitamiento agravado por el vacío de atención primaria que acercaría a los pacientes al nivel más inmediato, práctico y de menor costo para enfrentar quebrantos que no requieran la participación de los profesionales que por estar altamente calificados operan con tarifas por las nubes y prescriben procedimientos que cuestan un ojo y la mitad del otro, excluidos, lógicamente, del estrecho catálogo a que se ciñen las aseguradoras. ¡Bienaventurados los ricos y los muy ricos!