Cuando no retroceder significa avanzar

Cuando no retroceder significa avanzar

Teófilo Quico Tabar

Los gobiernos deben tener claro hacia dónde encaminan sus ejecutorias

En el desenvolvimiento cotidiano de sus gestiones, los gobiernos tropiezan con realidades concretas tanto en el orden económico, social como político.

Y dependiendo de la concepción de quienes los asesoran, así como de la importancia que en cada caso se les asignen a dichos problemas, adquieren diversas formas de interpretación y como consecuencia, diferentes formas de enfrentarlos.

En diversas partes del mundo ha ocurrido que muchos asesores se han confundido en la interpretación de los problemas, por lo que, especialmente en el campo económico, los gobiernos deben ser sumamente cautelosos con las recomendaciones que les hacen, para poder determinar cuándo las medidas van encaminadas a satisfacer necesidades reales de los sectores que conforman la mayoría o cuándo obedecen a modelos que bien pueden ser válidos para un determinado sector o para otros países.

Porque los resultados de la aplicación de esos modelos económicos, normalmente tienen repercusión directa en los campos social y político.

Los gobiernos deben tener claro hacia dónde van encaminadas sus ejecutorias. Adoptar en cada caso los modelos que, producto de sus objetivos, concepción y posibilidades, confíen que servirán para conducir esos propósitos con el mayor grado de seguridad.

Pero la determinación clara de lo que se quiere y las vías para lograrlo, podrían resultar difíciles, sobre todo, si están sujetas a los criterios de quienes elaboren las recomendaciones. No tanto de quienes las ejecutan, aunque estos cargan con la responsabilidad.

En su esfuerzo por mejorar la situación económica de sus países, los gobiernos no deben dejarse confundir por los que entienden que las etiquetas cambian el contenido del envase; o que el dinero es un bien productivo susceptible de fecundidad automática, cuando en realidad es una materia de cambio y un instrumento de la producción.

Para lo cual es necesario eliminar los factores de especulación, regular la inversión, reglamentar colectivamente el crédito especialmente a las áreas productivas como factor promotor del desarrollo.

Como la mejoría de los ciudadanos debe ser el objetivo primario, sobre todo en circunstancias especiales de pandemia, se imponen medidas que no son exclusivamente de control, sino de la adopción de nuevos y valientes esquemas que conduzcan al desarrollo de las más importantes áreas productivas. Reorientar su inversión.

Iniciar programas de desarrollo en los campos agrícola, artesanal, industrial y agroindustrial a pequeña y mediana escalas. Eso les daría a sus países un gran impulso incorporando grandes núcleos a la producción. Además, medidas de esta naturaleza contarán con el respaldo de las demás fuerzas conscientes.

Los resultados positivos asomarían a corto, pero más mediano plazo. Lo que junto a otras medidas podrían servir de base para la elaboración de un gran Proyecto Nacional de Desarrollo y excelente agenda para concertar.

Eso no quiere decir necesariamente que el nivel de vida de los ciudadanos de esos países va a mejorar notablemente de la noche a la mañana.

Pues en medio de situaciones apremiantes como las que vive el mundo, lo importante es que la ciudadanía logre tener conciencia de que no retroceder significa avanzar. Pero ese mensaje deben asimilarlo primero los que elaboran las propuestas.

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