Debemos estar pendientes a medida que el niño crezca, el que se dé cuenta que no todas las personas de su alrededor son buenas personas. Hay individuos de todo tipo, desde buenas, altruistas o empáticas hasta crueles, despiadadas y con graves problemas emocionales. Por esa razón, nuestro hijo/a deberá aprender a diferenciar las buenas de las malas personas, porque será el único modo de poder alejar de su vida a aquellas que no le aporten nada.
Una de las situaciones más difíciles que nuestros hijos pueden enfrentar en la infancia es el reconocer la manipulación que le puedan ejercer sus amiguitos, ya que esta es una de las armas psicológicas más utilizadas en el mundo por cientos de personas para conseguir lo que desean, y la edad infantil es la más vulnerable para ese fin. Sin embargo, es importante entender que esta conducta no es algo con lo que todos nacemos, la adquirimos como parte de un proceso de crecimiento mental con el cual queremos conseguir algo desde la niñez.
Aunque a los padres nos gustaría estar siempre al lado de nuestros hijos, para poder ayudarles en todo lo que sea necesario y guiarles para que no se equivoquen, la realidad es que esto no será siempre así. La idea es que a medida que los hijos vayan creciendo, estos sean más autónomos y empiecen a tener su propio tiempo, su mundo y su entorno, aunque nosotros como padre o madre formemos parte de su mundo, tendrá que saber defenderse solo/a de las demás personas. Pero aunque no estemos delante de los problemas que pueda tener, lo que sí podemos hacer es enseñarle a defenderse.
Es importante que como padres podamos prestar atención a esa manipulación infantil, no solo relacionada con la forma en la que los niños nos manipulan a nosotros mismos como padres, sino en las formas en las que estos intentan manipular y dominar a otros niños. Porque este tipo de conductas manipuladoras y dominantes deben corregirse, para que los niños crezcan de una forma sana, interactuando con los demás de forma pacífica.
Sabemos que nosotros tenemos la responsabilidad de educar y formar en valores a nuestros propios pequeños, y por ende, podemos responder por sus actos, pero no tenemos control de la formación con la que cuentan sus amiguitos, de manera que, asegurémonos de velar por su sanidad psico-emocional, y enseñémosles que así como hay gentes buena, también las hay malas, y gentes a las que él/ella no le agradará, y a esas personas no tiene por qué permitirle estar en su vida.
En fin, eduquémoslos: No tiene que darle importancia a los comentarios del niño burlón, todo lo que dice es un reflejo de él mismo. Los niños la mayoría de las veces hacen eso, cuando alguien lo está siendo primero con él. Es importante que sepa que si ese niño le intimida o se comporta de forma agresiva, debe buscar de inmediato ayuda de un adulto para poder solucionar el conflicto. Pero nunca le enseñemos a ser igual de cruel con los demás, porque solo conseguiremos enseñarle valores equivocados, es mejor que entienda desde la empatía para comprender el comportamiento ajeno, que hacer lo mismo.
Enseñemos a nuestro hijo a tratar a los demás como quiere que lo traten a él, así como a ignorar comentarios dañinos. Ignorar y alejarse del niño que le hace daño, es el acto más valiente que puede hacer. Y por supuesto, siempre felicitemos a nuestro pequeño y valoremos cada vez que nos cuente y nos comunique qué le ocurre en su vida.