En un enjundioso y acertado artículo publicado el pasado sábado 30 de julio, del reconocido periodista, Subdirector del periódico Hoy, Nelson Marrero, titulado: “¡Descalificaciones! Los dardos que con su agresividad entrecruzan por la cancha política”. Agregando un acápite: “El Caso de Hipólito” descrito “por sus enemigos de la política como el multi causante de las penurias de todo un pueblo” lo que, sin faltarle a la verdad, afirma que “provocó una fuerte crisis económica y un enorme disgusto nacional que proveyó municiones a la oposición para cerrarle el paso al reeleccionismo hipolitista, un fracaso casi nunca visto en un presidente por estos lares”.
Este laborioso estudio no tiene desperdicio. Para mí y seguro para la gran mayoría de sus lectores, tiene un valor inapreciable por su objetividad y aciertos, libre de temores y lisonjas cuando con ecuanimidad y certeza analiza con detalles los acontecimientos políticos que transcurrieron durante el nefasto Gobierno de los doce años del Dr. Joaquín Balaguer, a quien atribuye, con justa razón, “haberle dado a la corrupción y al clientelismo sus formas modernas, aplicando técnicas neotrujillistas, que sirvieron para conquistar su numerosa clientela”, recibiendo “andanadas de desaprobación al cierre de su gestión”, teniendo el descaro de proclamar, frente a las protestas multitudinarias, de manera cínica e irresponsable: “La corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”, siendo bautizado, eufemísticamente, por José Francisco Peña Gómez, como “Padre de la Democracia”.
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Igualmente certero resulta ser Nelson Marrero cuando escruta cuidadosamente los distintos y largos periodos de gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que viene a ser producto de una inquina bien pensada que logra indisponer la amistad de Bosch con Peña Gómez su discípulo bien amado, quien en vida y durante su exilio nunca dejó de reconocer a Bosch como su tutor y líder, mal que se acentúa con la llegada de Caamaño a Caracoles cuando contrario a José Francisco, Bosch niega la presencia en el país, siendo ambos perseguidos por Balaguer que los separa, terminando Bosch por abandonar el partido creado por él en el exilio y fundar, para su desdicha, el PLD, divorciado de sus ideales y principios morales, siendo abusado perdidas sus facultades, para levantarle su mano junto a Balaguer “el aniquilador de distintas tendencias de izquierda”, para cerrarle el paso a Peña Gómez y ya en el poder promover el PLD “un sistema atravesado por la corrupción que profundizó el régimen de privilegios y precariedad, de la que no escapan sus dos grandes líderes, Leonel Fernández, “que no pudo sustraerse de la corrupción y la malversación de fondos durante sus tres periodos de Gobierno” y el escurridizo Danilo Medina, quien luego de su mutismo pretende escalar peldaños en un partido fracasado afamado por los graves escándalos de corrupción que sacudieron al país, no pudieron en sus 16 años de Gobierno ”solucionar uno solo de los grandes problemas nacionales”.