La inteligencia artificial (IA) es creación de la inteligencia humana. Y hoy sigue siendo desarrollada por la inteligencia humana. Es una herramienta que tiene sus orígenes en los años 30 y 50. Se expande y perfecciona en los 60 y 80 para a través del tiempo convertirse en lo que es hoy. Recordemos que el hombre escribía en piedras…, que tenemos la maravillosa historia acadia “Gilgamesh” escrita en tablillas de arcilla y caña, pero el tiempo pasa y el ser humano se encarga de avanzar. La IA es parte de la evolución humana. Pero el hombre tiende a enfrentar lo nuevo con reservas, dudas y temores y esta proliferación, uso e innovación constante de la IA exacerba su sentir. Lo nuevo es visto con recelo y es bueno que sea así. El ser humano debe cuestionar, investigar y encontrar respuestas. La duda es solo el camino a la búsqueda de la verdad. Pensemos en Descartes y su duda metódica como método y principio para llegar a una base de conocimiento cierto, desde donde partir y fundamentar otros conocimientos del mundo que nos permitan tomar decisiones y actuar conscientemente. Entonces dudar es bueno porque propicia la búsqueda y el encuentro de la verdad. “Y la verdad os hará libres” (Juan 8:31, RV.1960).
Pero entremos de inmediato al asunto que nos ocupa: las desventajas o contras de la IA en relación al mundo de la literatura. Aunque la IA puede ayudar en la generación de ideas y en la creación de contenido, existe la preocupación y el riesgo de que los textos generados sean poco originales. Los modelos de IA a menudo se entrenan con grandes cantidades de datos existentes, lo que puede llevar a la producción de contenido que se parece demasiado a lo que ya existe. Esto podría afectar la particularidad o voz individual de los escritores. La pérdida del toque humano es una desventaja importante, ya que la escritura es un arte que se valora por su humanidad y autenticidad. La IA puede proporcionar sugerencias y mejoras, pero carece de la experiencia humana que un escritor puede aportar. La escritura implica emociones, perspectivas personales y un sentido de conexión con el lector que puede ser difícil de replicar con IA.
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Por otro lado, si los escritores se vuelven demasiado dependientes de la IA para tareas como la corrección de errores o la generación de contenido, pueden perder habilidades importantes como la de una edición concienzuda dirigida a un fin específico deseado por el autor. Descansar demasiado en la tecnología puede hacer que los escritores descuiden su propio desarrollo y crecimiento profesional. Es importante recordar que la IA en la escritura debe considerarse como una herramienta complementaria y no como un reemplazo completo de la habilidad y creatividad humana. Los escritores deben mantener un equilibrio entre el uso de la tecnología y su propio proceso de escritura para preservar su voz y estilo únicos.
En resumen, si bien Chat GPT genera textos en diferentes géneros literarios (poesía, cuentos, novelas) es probable que los resultados sean mejores en textos cortos y simples. Y es que la escritura creativa y la producción de obras literarias complejas y profundas siguen siendo áreas donde el talento humano y la experiencia siguen siendo fundamentales. Al utilizar herramientas de IA para corregir o mejorar textos, los escritores pueden estar compartiendo su trabajo con servicios en línea o plataformas de terceros. Esto puede plantear preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los contenidos escritos. Los escritores deben ser conscientes de cómo se utilizan y almacenan sus textos cuando hacen uso de la IA. Así también, la IA plantea preocupaciones éticas como el riesgo de plagio o uso indebido de contenido generado por IA. Incluso puede encerrar sesgos inherentes basados en los datos con los que se ha entrenado a la máquina, lo que podría llevar a la propagación de prejuicios o discriminación en los textos generados.
La IA plantea desafíos éticos relacionados con la autoría y la originalidad, ya que la generación de contenido por parte de algoritmos puede plantear preguntas sobre la creatividad humana y la propiedad intelectual. Open IA acaban de ser demandados por primera vez por derechos de autor. Los escritores Paul Tremblay y Mona Awad, y la actriz Sarah Silverman, demandaron a la empresa de inteligencia artificial Open AI, responsable del desarrollo de ChatGPT, por haber usado sus obras, sin su autorización, para entrenar el modelo de lenguaje, en un planteo judicial que interroga sobre las fuentes de contenido.
El derecho de autor es un área del derecho que protege las obras creativas originales, como textos, música, imágenes, películas, software, entre otros: otorga a los creadores de estas obras ciertos derechos exclusivos sobre su uso y distribución. ChatGPT se entrena utilizando grandes conjuntos de datos que contienen textos de dominio público y también textos protegidos por derechos de autor. Los derechos de autor sobre esos textos existen y son aplicables, pero la responsabilidad de obtener las licencias necesarias recae generalmente en la entidad que crea y distribuye el modelo de IA. Según Fabio Guzmán Ariza, abogado y escritor: “El artículo 52 de la Constitución dominicana reconoce y protege, de manera expresa, el derecho exclusivo de propiedad de autores e inventores sobre sus obras, invenciones, innovaciones, marcas, signos distintivos y demás producciones del intelecto humano” (s.f.). ¿Qué dirá la ley futura respecto a la IA?
Existe, además, el llamado “uso justo” proveniente de la jurisprudencia anglosajona. El concepto es importante en el derecho de autor y puede permitir el uso limitado de material protegido sin permiso del titular de los derechos en ciertas circunstancias tal como lo explica Richard Stim (2019) en su libro “Getting Permission” [Buscando permiso] o como lo ha planteado innumerables veces nuestro experto Edwin Espinal. Sin embargo, determinar qué constituye un uso justo es complicado, más aún cuando se trata de IA en cuanto a factores como el propósito y la naturaleza del uso, la cantidad y sustancialidad de la porción utilizada…
En suma, la escritura sigue siendo un proceso profundamente humano y personal, y la IA debe utilizarse como una herramienta complementaria en lugar de un reemplazo total. La IA ha abierto nuevas posibilidades y desafíos en el mundo de la escritura. Si bien puede ser valiosa para los escritores, es importante tener en cuenta las implicaciones éticas y la preservación de la autenticidad literaria. A medida que la tecnología continúa avanzando, es fundamental que los escritores, los lectores y la comunidad literaria en general se involucren en un diálogo activo y reflexivo sobre cómo la IA puede enriquecer y complementar la creatividad humana en lugar de reemplazarla. La intersección entre la IA y la literatura nos invita a explorar nuevas fronteras creativas y desafiar nuestras concepciones tradicionales de la escritura en todas sus variantes.