POR DOMINGO ABREU COLLADO
Ecología del metro
En el trabajo del 24 de diciembre pasado escribimos sobre el proyecto del tren metropolitano, cuyos trabajos se iniciaron con tanta presteza y rapidez que no hubo tiempo de hacer los estudios necesarios -ecológicos, geológicos, hidrológicos y otros-, y sobre cuya falta preparó una extensa nota de difusión el ingeniero geólogo Osiris de León.
Como no era suficiente el espacio de una página (con sus fotos), dedicamos esta página también a la cuestión del Metro, comenzando con los aspectos ecológicos y luego citando -más que refiriéndonos- a lo expuesto por el ingeniero De León.
Lo primero que puede pensarse es que en materia ecológica nada habría que tomar en cuenta debido a los grandes cambios ecológicos y ambientales ocurridos en la capital de la República Dominicana. La cuestión es que los problemas de tipo ambiental y ecológico no tienen límites para su gravedad. Es decir, ocurren, los ocasionamos, pero con el tiempo pueden agravarse hasta lo infinito o hasta que desaparecemos.
Esto significa que la presencia del Metro puede agravar los problemas ecológicos y ambientales ya originados, pero también puede ayudar a disminuirlos. El punto discutir en estos momentos sería si el beneficio ecológico y ambiental de su construcción sería menor o mayor al daño ecológico que puede producir. Y eso no se ha discutido todavía, como tampoco se han discutido los puntos expuestos por el ingeniero De León y el biólogo Luis Carvajal, ambos de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y de otras instituciones no menos influyentes en materia de ciencia y tecnología en todo el país.
Como decíamos anteriormente, los daños ecológicos y ambientales suelen ser progresivos si en el manejo de cualquier territorio no se toman previsiones, aunque ya se hayan producido daños graves. Por eso, en el caso de la construcción del tren metropolitano, al tocarse zonas subterráneas, se están manejando zonas que se habían mantenido invariables, ecológicamente invariables, geológicamente invariables, hidrológicamente invariables. La variación introducida durante las excavaciones pueden producir cambios que, de no preverse, pueden acarrear dificultades tanto al propio proyecto como a otras estructuras de la ciudad y a la población misma.
Y es por ahí por donde va la preocupación del geólogo Osiris de León. No es solamente el hecho de no haberse tomado las necesarias previsiones geológicas, sino las consecuencias que esa inobservancia puede acarrear en el porvenir, tanto en materia económica, como en materia ecológica y en materia de población humana.
Nosotros insistimos en que si el proyecto del Metro es bueno, resultaría un proyecto mucho mejor si su construcción se ajusta a buenos estudios. Y es eso lo que sugerimos los ecologistas, no tanto por lo necesario y lo óptimo, sino también porque lo manda la ley.
Entre otros estudios
Entre otros estudios, el ingeniero Osiris de León ha señalado que para la construcción del Metro deben realizarse previamente los siguientes estudios: «de resistividad eléctrica, de refracción sísmica, de geo-radar, análisis de deformación del túnel bajo cargas estáticas y bajo cargas dinámicas, niveles de relajación de la roca luego de la excavación, zonas de interferencia entre el bulbo de presión de cada una de las edificaciones ya existentes a lo largo del eje y las líneas de corte de cada excavación».
Otros estudios son «de las presiones de poros que han sido medidas en la franja arcillosa de la zona norte y las formas para reducir esas presiones en los períodos lluviosos, el ángulo de reposo de cada material cortado, el coeficiente de fricción interna de cada material, la aceleración pico que se produciría en el suelo en caso de un sismo (medida, pero no asumida, ni inventada), la posición del nivel freático en los períodos de sequía y en los períodos de lluvias».
Además, un proyecto como el del Metro de Santo Domingo, demanda de estudios sobre «la sección estratigráfica detallada longitudinal a la margen derecha de los ríos Isabela y Ozama, la cantidad de materia orgánica allí presente, el nivel de compresibilidad de las arcillas y su espesor, si la avenida va a actuar como una obra compensada y flotante o si el suelo tiene capacidad de carga para soportar el peso del material allí colocado y el peso adicional del tránsito». Viéndolo desde el punto de vista técnico, y sin que se caiga en los manejos políticos de opinión que son de tanta usanza en la República Dominicana, lo exigido por el geólogo de León y la academia de Ciencias no están nada lejos de lo equilibrado.
Lo que manda la ley 64-00
La Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales, diseñada para tantos casos como éste; discutida hasta la rabia; aprobada por todo el que tiene algo de amor por este país; promulgada pese a la oposición de gente muy influyente pero de muy malas intenciones; y en aplicación desde el año 2000, establece en su artículo No. 40 que «El proyecto, obra de infraestructura, industria o cualquier otra actividad que por sus características pueda afectar, de una u otra manera, el medio ambiente y los recursos naturales, deberá obtener de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, previo a su ejecución, el permiso ambiental o la licencia ambiental, según la magnitud de los efectos que pueda causar».
Hasta donde se ha denunciado, esos estudios no se han realizado, y por lo tanto no se habrá cumplido tampoco con las demás disposiciones que le siguen, como la del conocimiento público, su publicación obligatoria en un periódico de circulación nacional, su discusión en vistas públicas, etc. etc.
Según las declaraciones ofrecidas por el citado geólogo De León, esta vez en relación con la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, «dar un permiso ambiental provisional para un Plan Maestro General, donde no hay nada detallado, es violentar la Ley 64-00».
Entre las observaciones sobre la geología de la zona, el geólogo De León señala que «la presencia de suelos arcillosos al norte de la ciudad, justo en el tramo inicial del Metro, hace que las excavaciones sean muy susceptibles a la saturación y a los deslizamientos, pero nuestros comentarios, que siempre han estado bien intencionados, han sido vistos como críticas que obstaculizan el proyecto, aunque el suelo y el subsuelo estén allí esperando para dar la razón a quien la tenga».
Observaciones sobre el comportamiento geológico
En relación con las particularidades geológicas y sus reacciones de la parte de Santo Domingo sobre la que se construye el Metro, Osiris De León llama la atención sobre la litología focal de la zona. «Un factor importante es que al norte de la Av. John F. Kennedy, la roca comienza a perder su típico grado de litificación y entra en una facies totalmente margosa que llega a degradarse a una arcilla calcárea, con propiedades geomecánicas diametralmente opuestas a las de la caliza coralina de la franja litoral, lo que obligaría a cambiar la metodología de excavación y el tipo de blindaje requerido para que el túnel soporte los esfuerzos compresionales generados por la masa suprayacente. Estos cambios en el perfil del suelo, evidenciados por estudios puntuales de refracción sísmica y de resistividad eléctrica realizados por nosotros, ya han implicado aumentos presupuestarios y algunos deslizamientos en los períodos lluviosos durante el proceso de excavación de esta marga arcillosa, deslizamientos en los que influyó la acción de cortar el bulbo de presión generado por el peso del talud oriental existente en la rampa de acceso al túnel».
En ese caso -según demuestra De León- «en las primeras excavaciones para el Metro, se demuestra fehacientemente que teníamos toda la razón: El material cortado es totalmente arcilloso, han tenido que utilizar una especie de blindaje con cientos de pilotes de acero tipo H, porque las lluvias han saturado el suelo y se han producido esfuerzos compresionales en la acera este, los que a su vez han generado deslizamientos y deformaciones de los pilotes de acero, lo que momentáneamente fue enfrentado con tres niveles de arriostramiento con acero lo que llevó a detener momentáneamente los trabajos».
Son muchas cosas las que hay que discutir sobre el Metro. Lo ideal es que se debatiera y que los resultados sean los mejores, para beneficio de los dominicanos, es decir, de los que van a pagar el Metro.