Hoy 
Con prematuridad, el país estuvo políticamente encendido por aspiraciones al poder pero es ahora cuando se ingresa con formalidad a la cuenta regresiva que conduce a estelares encuentros con la voluntad popular ya con fecha límite para la oficialización de alianzas. Lo que hoy en ese sentido haga patente la capacidad de diferentes entes partidarios para coincidir en propósitos de gobernanza deberá ser motivo de satisfacción para la sociedad como lo es también el que la Junta Central Electoral se distinga, real y efectivamente, como órgano rector que se acoge a límites constitucionales.
De su proceder transparente y equidistante, en el marco de las contradicciones inherentes a toda competencia por cargos electivos, dependerá en gran medida que el mayor de los triunfos en los ejercicios de voto en el 2024 sea para la democracia en sí misma.
La reciprocidad de respeto entre contendientes y hacia los árbitros organizativos y contenciosos del proceso debe propiciar un clima de confianza que impere hasta la oficialización de resultados.
República Dominicana resalta como país de firmeza y continuidad en la observancia de los postulados democráticos; con más de una demostración de capacidad en el tiempo para superar errores e imperfecciones en los mecanismos de consulta ciudadana. Constituyéndose en bloques, los partidos políticos fortalecen la democracia y reducen la dispersión atomizadora de ofertas. Hacen fuertes a los débiles y legitiman sus posiciones en el espectro.
