Hoy como ayer, a los viejos y jóvenes empresarios de República Dominicana les fascina pensar, decidir, actuar, hablar y relacionarse tal y como lo describe Juan Luis Guerra en su extraordinaria composición musical “los mangos bajitos”. En ella, se describe a don Martín Garata como persona de alto rango, que le gusta coger los mangos bajitos. Dicho merengue ha sido sustraído de las décimas escritas por Juan Antonio Alix. La canción resalta anécdotas y actitudes de personas que prefieren los atajos y las cosas fáciles, como medio para adquirir riqueza material.
La calidad de los sistemas educativos y la visión transformacional de los líderes empresariales, políticos, sociales, académicos y profesionales de una sociedad, son factores sustanciales para construir un modelo de desarrollo integral, sustentable, sostenible y productivo, que sea capaz de crear y mantener bienestar y prosperidad para todos los ciudadanos. Los hechos hablan por sí mismos. En este contexto, se evidencia que los países con mayores niveles de desarrollo son los que han apostado a la buena educación y al empoderamiento de su liderazgo.
Puede leer: ¿Hacia dónde va el mundo?
En resumida cuenta, es casi imposible pretender establecer un modelo de desarrollo integral y sostenible, en el que la prosperidad y dignidad de la vida humana, animal y vegetal sean su prioridad, al margen de una educación inicial, primaria, secundaria, superior y técnico profesional de calidad. La educación es un eje estratégico y transversal, con la fuerza y el poder para transformarlo todo en una sociedad. Para ello, es imprescindible que el liderazgo empresarial, político, social y profesional, vea en la educación un factor de altísimo valor agregado al desarrollo social, económico y político de un país.
El Sistema Educativo Dominicano actual, tiene como misión: “garantizar a los dominicanos y dominicanas una educación de calidad mediante la regulación del servicio educativo nacional, su protección y desarrollo integral a lo largo de la vida para la formación de hombres y mujeres libres, éticos, críticos y creativos capaces de contribuir al desarrollo colectivo y al suyo propio”.
Sin duda, lograr una educación de calidad que forme seres humanos éticos, competentes, respetuosos del patrimonio público, que ejercen sus derechos y cumplen sus deberes, que genere oportunidades legítimas de progreso y prosperidad para cada uno y para el colectivo, es mucho más que una mirada futurista expresada en papel o de manera digital. Para concretar una visión en el ámbito educativo, siempre será necesario que los líderes empresariales, políticos, sociales, profesionales y académicos, asuman una actitud entusiasta, sincera y empática, que transformen un sueño, una idea en hechos concretos.
En República Dominicana, igual que en otros países del mundo, el liderazgo empresarial y político son piezas sustanciales para impulsar una visión integral y moderna de la educación, en la que se pueda diseñar e implementar un modelo de desarrollo centrado en la prosperidad individual y colectiva de las personas. ¿Entienden los viejos y jóvenes empresarios dominicanos la sinergia entre la calidad de la educación y la sostenibilidad de un modelo de desarrollo?
Tomando como punto de referencia los resultados, la educación de calidad no ha estado presente en las agendas de los viejos y jóvenes empresarios dominicanos. Sus prioridades siguen siendo las mismas de siempre: producir riqueza para unas cuantas familias, incrementar los niveles de pobreza, fomentar la desigualdad socioeconómica, así como asociarse con políticos corruptos, buscando con ello garantizar sus respectivos statu quo. Los empresarios de RD., continúan atrapados en el capitalismo salvaje, rentista, inhumano, el cual opera al margen de los principios y valores éticos. Para cambiar el modelo de desarrollo actual de República Dominicana, es imprescindible que el liderazgo empresarial se empodere más y mejor de la educación de calidad, como medio viable y seguro para formar personas capaces de contribuir eficientemente al progreso del país, mediante la creación de una conciencia de nación y la estimulación de la capacidad productiva nacional.
La visión de desarrollo que rodea a los viejos y jóvenes empresarios dominicanos se caracteriza por el cortoplacismo, la inequidad, la angurria y la ambición de poder sin límites. ¿Por qué a los empresarios dominicanos se les hace tan difícil entender que, sin educación de calidad, no existe ninguna posibilidad de implementar un modelo de desarrollo centrado en el bienestar y prosperidad de la vida humana, animal y vegetal?
Definitivamente, la educación de calidad, tanto un medio confiable para construir un modelo de desarrollo sustentable y sostenible nunca ha sido prioridad para el liderazgo empresarial dominicano. Es evidente y continua la presencia de muchos Martín Garata en el entorno empresarial dominicano, los cuales se caracteriza por coger los mangos bajitos.
La sinergia entre la educación de calidad y la visión estratégica del liderazgo empresarial, se sienten y perciben cuando en ese país determinado: los ciudadanos cuentan con pensamiento crítico, muestran reverencia a la normas y leyes, se dispone de un talento humano con competencias y habilidades que requiere el mercado laboral, el crecimiento económico es inclusivo, los viejos y jóvenes empresarios practican la producción limpia, los políticos son éticos y creen en el bienestar colectivo, respeto absoluto a lo ajeno. Además, los ciudadanos protegen los recursos naturales no renovables, no toleran la corrupción y la impunidad, veneran los bienes y recursos públicos, no toleran basura en los espacios de uso común y en ninguna circunstancia se les ocurre elegir políticos corruptos para que lleven a cabo determinadas funciones públicas.
En pocas palabras, los sistemas educativos sustentados en la calidad forman ciudadanos conocedores de sus deberes y derechos, respetan las leyes y señales de tránsito, difícilmente incurren en acciones ilícitas, siempre actúan desde la perspectiva del orden, la disciplina, finura la cortesía y el civismo. En resumidas cuentas, sin educación de calidad y sin un liderazgo empresarial visionario, ético, transparente, responsable y humano, es casi imposible crear y mantener un modelo de desarrollo integral, inclusivo, sustentable y sostenible, que sea capaz de producir y distribuir riqueza para todos.