Juan Antonio Alix y sus décimas: una antropología cultural dominicanista

Juan Antonio Alix y sus décimas: una antropología cultural dominicanista

§ 13. Mini-encuesta sobre la vocalización de la [i] cibaeña. Con el objetivo de dilucidar el estado actual de las investigaciones sobre el siempre interesante punto de la vocalización de la [i] cibaeña no solamente ante [r, l] en posición mediana y final, sino también en otros contextos posibles e imposibles, les he dirigido a cuatro amigos lingüistas un texto con estas inquietudes para saber el punto de vista de cada cual acerca del tema en cuestión. He aquí las preguntas e inquietudes:

¿Cuál es tu hipótesis sobre cómo y cuándo surgió como sociolecto cibaeño que cambia la r y l por i?
¿Cómo explicar que este sociolecto surgiera y se desarrollara únicamente en el Cibao y no en el resto de la isla?

¿Cuáles esclavos domésticos de los hatos ganaderos del Cibao pudieron, llegados de posesiones portuguesas en África o de las Canarias, crear este sociolecto?

¿Influyeron en el desarrollo del sociolecto las devastaciones de Osorio?

§ 14. He aquí un resumen del ensayo inédito “Algunas precisiones sobre la ‘vocalización’ de las líquidas en el español dominicano” (04-01-2024, pp. 1-46), respuesta del lingüista Orlando Alba. Su trabajo muestra las últimas tendencias relacionadas con los estudios del problema de la vocalización de la [i] en el habla popular del Cibao. El resumen fue autorizado por el autor de múltiples libros sobre el español dominicano:

Origen histórico del habla cibaeña. Alba no atribuye origen histórico cierto. Dice “posible origen”. Es decir, dudoso. Pero cita al lingüista canario Pérez Vidal (citado a su vez de Manuel Álvarez Nazario (1972: 70): “La herencia lingüística de Canarias en Puerto Rico: estudio histórico dialectal. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña”), quien afirma: «Con relación a este fenómeno [el de la vocalización de las líquidas], en la actualidad olvidado en Canarias, Pérez Vidal expresó hace muchos años que ‘se considera una característica propia de marineros y pescadores en Tenerife, y del habla vulgar en Gran Canaria’» (p.

4). Dos citas más de Alba abonan el aserto de Pérez Vidal: «… según Lapesa (1968: 333) [Rafael], en el español de Canarias, las líquidas /r, l/ ‘se vocalizan ocasionalmente en i (ei cueipo ‘el cuerpo’). La segunda cita dice: «Apoyándose en estas informaciones [de Pérez Vidal y Lapesa] y en el hecho histórico de las inmigraciones canarias llegadas a la isla durante los siglos XVII y XVIII, Golibart (1972: 144) defiende la hipótesis de que la vocalización cibaeña tiene sus raíces en el español de los canarios.» (Ibíd., p. 4). Las afirmaciones de Pérez Vidal, Lapesa y Golibart exigen prueba documental, escrita desde el siglo XV hasta el XIX, y oral grabada en cinta o en otro medio electrónico en este siglo XXI. Planteo que el habla cibaeña que vocaliza las líquidas a [i] no surgió por evolución, sino, como dice Émile Benveniste, el mismo día en que los sujetos cibaeños actualizaron lengua e historia a través de los discursos que vocalizaron esas líquidas a [i].

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Pero mi planteo insiste: La primera emigración canaria llegó a Santo Domingo en 1684 y al igual que las demás, autorizadas por la Corona en los siglos XVIII y XIX no fue para poblar la hoy región del Cibao (donde se produjo el fenómeno de la vocalización de las líquidas), sino para fundar la llamada villa blanca de San Carlos de Tenerife en la Capital, así como los lugares que Osorio devastó en 1605-06, de modo que impidieran la penetración de los franceses a la parte Este de la isla Española (Deive 1991: II-III).

§ 15. He aquí la respuesta de Irene Pérez Guerra:

Son muchas preguntas juntas y es un proceso bastante complicado de dilucidar.

Existen diversas hipótesis sobre el desarrollo de estos fenómenos lingüísticos en el español dominicano, específicamente en el habla cibaeña.

Hipótesis sociohistórica sostenida por Germán de Granda, quien postuló un conjunto de factores que concluyeron como los históricos, los fonéticos, los demográficos y el desarrollo propio al habla local, apoyado en el concepto de » causación múltiple», la más aceptada en foros internacionales, por lo que las hablas Canarias y andaluzas, que tienen y tenían una realización fonética más relajada en los fonemas/r/ y / l/ pudieron influir en ese debilitamiento fonético y trueque que competía con la pronunciación castellana de los pobladores de otros orígenes peninsulares, además de la influencia portuguesa vía Canarias que fue más numerosa que lo que se ha considerado, y junto con el aislamiento del área cibaeña, ya que Santo Domingo era el centro de prestigio y no el Cibao, apoyado en la teoría del «prestigio encubierto”, tema del que me he ocupado en algunos de mis trabajos. Hay documentación que demuestra mayoría poblacional de lo que se expone en esa hipótesis.

Existe la hipótesis puramente fonética que se basa en el relajamiento de dichos fonemas por sus características, pero es muy simplista y no toma en cuenta el aspecto diacrónico y poblacional, muy importante en las hablas americanas y en particular las caribeñas que fueron las iniciales.
Hay otros razonamientos expresados en algún periódico nacional sumamente irracional y sin base documental y muy especulativa del «yo creo» o » yo pienso».

§ 16.Respuesta de Rafael Núñez Cedeño:

Preguntas complejas todavía irresueltas en los estudios lingüísticos de nuestro español. Por un lado, desvirtúo que ese proceso tenga origen africano. Puede que los esclavos lo ayudaran a propagar, al tener contacto con los españoles, mayormente de origen andaluz, o con canarios, o sea, según oían a sus paupérrimos amos, adoptaban el fenómeno, pero no porque fuera un factor lingüístico interno de su lengua, cuyos procesos fonológicos desconocemos. Habría que ver qué lengua africana, de entre las varias etnias que componían la africanidad dio muestra de ese proceso. Eso nadie lo ha podido determinar.

Esa vocalización, escribí en el 1994, se debe a una división físico-teórica del aparato fonador que por reducción o relajamiento de las consonantes líquidas en posición implosiva, da lugar a que se implemente la corona lingual y se pierda contacto con el órgano bucal, productor de consonantes y ante esa pérdida se activa la corona produciendo una I, que es el sonido más cercano. Si, por el contrario, se activa el dorso de la lengua, lo que surge entonces es un sonido vocálico U, hecho que se da en el portugués brasileño (esa hipótesis mía la ha rescatado la lingüística general y aparece en libros de textos de lingüística general como teoría harto plausible).

Remito al libro del influyente lingüista Bruce Hayes, titulado Introductor y Phonology. Eso posiblemente les ocurrió a esos hablantes, quienes por cuestiones demográficas o socioculturales, se anclaron en esa región, cuyo desplazamiento hacia otras partes del país ocurriría mucho más tarde, cuando comienza la hégira o desplazamientos de núcleos rurales hacia la urbe capitalina, obedeciendo a lo que conoces de los movimientos poblacionales que son desencadenados por cuestiones simple, llana y mayormente económicas. Sigo…Recalco: no creo que haya habido influencia de lengua africana en la producción de la vocalización. Esto actuaría paralelamente con los esclavos africanos, quienes la adoptaron y podrían haber contribuido a una más amplia difusión. Para más sobre esto, ver la Parte I del libro de John Lipski titulado El español latinoamericano. Sobre los asentamientos andaluces en el Cibao. Una referencia obligatoria es el libro (o libros) de Peter Boyd-Bowman, reliquia bibliográfica difícil si no imposible de conseguir. Creo que se titula Índice geobiográfico de cuarenta mil pobladores españoles de América, que se publicó en Bogotá y México en dos tomos.

§ 17. Por último, la respuesta de Alfredo Vargas Caba, oriundo de Santiago y actualmente residente en Houston, Texas:

¿Por qué los cibaeños hablamos con la “i”? Si no conocemos el valor de nuestra cultura, no valoraremos nuestra propia identidad. Un dialecto no es mejor ni peor que la lengua de la cual se deriva. El habla cibaeña conserva en su fonética el ADN sonoro de la evolución que el castellano llevaba en sus genes hasta el siglo XVI, cuando pasó a ser lengua imperial de un reino que, a partir del siglo XVIII, generó un cisma entre el español peninsular y el español iberoamericano. Los colonizadores del Valle de la Vega Real, o Valle del Cibao, procedían de las distintas regiones de una España reunificada que hablaban dialectos derivados del latín, emparentados al castellano, la lengua oficial del Reino de Castilla.

La llegada de colonos al Cibao se inició a fines del siglo XV (1494), y perduró hasta mediados del siglo XVI, o sea, unos 50 años después cuando ya no había taínos para encomendar y sus habitantes se dedicaron a cultivar ellos mismos sus conucos, aislados del resto de la isla y del imperio español. Ese aislamiento en las sierras y llanos fértiles del Cibao perduró prácticamente hasta el siglo XX, favoreciendo que el castellano de los colonizadores iniciales evolucionara fonéticamente con la misma dinámica que derivara del latín vulgar, sin influencias de otras lenguas como el francés o el portugués. El castellano del siglo XVI que evolucionó al español del siglo XVIII y de este al castellano moderno y al español americano, mantuvo una constante tendencia a la silabación abierta, o sea, una sílaba terminada en vocal y no en consonante.

De hecho, más del 80% de las sílabas en español terminan en vocal. El 20% restante de las sílabas cerradas, o sea, que terminan en consonante, se componen de flexiones como los plurales (se añade una “s”) o la conjugación (el infinitivo en “r”, la 2da. persona del singular y la 1ra. y 2da. del plural y que terminan todas en “s” y la tercera persona del plural que termina en “n”. Estas consonantes, más las del acrónimo LiMoSNeRo, cierran el 80% de las sílabas. Todas tienen en común un elemento sonoro que las emparenta a las vocales. Mediante un sonograma, se puede determinar que los sonidos /L/ y /R/ tienen frecuencias vocálicas muy cercanas a la de la /i/. El cibaeño, al estar aislado durante siglos, mantuvo un vocabulario arcaico y estancado con relación al resto de los países hispanohablantes. En compensación, para un equilibrio lingüístico, aceleró la dinámica fonética de abrir sílabas, enfatizando las frecuencias vocálicas de los sonidos /L/ y /R/ al final de sílabas. Por ende, lo que percibimos como una /i/ cuando un santiaguero dice que va a la calle E/i/ So/i/, (calle El Sol) no es más que la manera más castiza posible de pronunciar los sonidos /L/ y /R/ al cierre de una sílaba, una característica del castellano desde sus orígenes en el latín vulgar de la España medieval.

El cibaeño es un ejemplo genuino y castizo de evolución fonética de la lengua española. Por ende, esta es la causa que percibimos de porqué los cibaeños hablamos con la “i”. Fonólogos reconocidos, como el español Tomás Navarro Tomás, que han estudiado la fonética de la lengua española, tanto en Puerto Rico como en Hispanoamérica, aportan más claridad sobre el fenómeno de la silabación abierta que caracteriza al regionalismo lingüístico del Cibao.

NOTA: Este artículo de divulgación se inspira en investigaciones y ensayos originales del autor para su licenciatura de Lingüística General de la Universidad de Besanzón, Francia.

§ 18. Para responder a la pregunta de por qué únicamente en el Cibao se produjo la vocalización de [r y l] a [i], planteo dos hipótesis que habrá que demostrar. Primera: Las 18 familias canarias asentadas en Santiago desde 1691 (90 personas) y los esclavos domésticos de los hatos y granjas del Cibao que hablaban el afroportugués, traídos de la región Níger-Congo y de las islas donde hubo factorías portuguesas (Álvarez Nazario 1974: 203-04), fueron los responsables de la vocalización de [r y l] a [i] en el Cibao, quizá ayudados por los maestros azucareros y obreros portugueses especializados en la producción de azúcar. Segunda hipótesis: Los canarios solos no fueron los introductores de esa vocalización, pese a que la misma estaba ya documentada en las islas (cfr.§ 14), porque hubo muy pocos asentamientos canarios en el Cibao. En la frontera sí hubo muchos con el objetivo estratégico-militar de contener el avance de los franceses del Oeste para que no se apoderaran de toda la isla, como era el objetivo de la política que los reyes franceses les trazaron a sus súbditos de la colonia de Saint-Domingue (Deive 1991:33, 40, 42-43, 52). Algunos canarios asentados en el Cibao -caso de Gurabo documentado por Edwin Espinal-, vinieron de Puerto Plata, a causa, según Deive, de los maltratos de las autoridades coloniales españolas y también debido al hambre y las enfermedades que causaron mortandad entre ellos.

(Continuará).

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