El doctor Rafael Blesa, experto en este campo, quien dirige el Servicio de Neurología del prestigioso hospital de la Santa Cruz de Barcelona, España, nos brindó una revisión muy actualizada sobre la enfermedad de la memoria, y es de lo que quiero “conversar” con mis deferentes lectores. Días después la Asociación Dominicana de Alzheimer, realizó en el Hotel Clarión de Naco un taller para familiares y cuidadores de los pacientes que padecen esta terrible degradación de la memoria y con comportamientos bizarros. Dictamos entonces una conferencia sobre su tratamiento actual. Tuve el honor de compartir con los doctores Daysi Acosta, Zeidy Parra, Sandra Jáquez, Ilonka Matos y Dagoberto Güilamo esa grata experiencia.
Señaló, que hoy no debemos hablar de enfermedades “neurodegenerativas”, esto es incorrecto porque los pacientes no han “degenerado”, sino que deben ser llamadas modernamente –proteinopatías-, porque a la luz de las investigaciones genéticas y microscópicas, sabemos que son enfermedades consecuencia de proteínas alteradas como los priones, la Tau, etc. Se utiliza el término proteinopatías, pues tenemos que ayudar a que esas células del órgano rector no degeneren, es decir lograr la neuroprotección.
Citó publicaciones científicas que señalan que el “deterioro cerebral” secundario a la alteración de algunas proteínas se inicia a los 24 años edad, que en los próximos 8 años a los 32, ya están presentes las placas de proteínas anormales que dan inicio al Alzheimer. Estas investigaciones confirman que por lo menos 12 años antes de que se haga evidente la enfermedad con las francas alteraciones de la memoria, ya están presentes las alteraciones de las proteínas que forman el “cemento” que sostiene las neuronas. Lográndose estos resultados no solo con biomarcadores obtenidos en el líquido cefalorraquídeo (LCR), sino también en experimentos con los novedosos marcadores cognitivos. Lo correcto hoy es decir que el paciente tiene una proteinopatía con riesgo de demencia.
Es decir que el Alzheimer es una enfermedad de más de 30 años de evolución, de los cuales pasan 20 años asintomático, es decir sin la terrible pérdida de la memoria que nos demencia. Señaló como primicia, que ya se ha logrado un anticuerpo en el LCR, que marca el amiloide, que es la proteína alterada causante de la enfermedad del alemán.
Lo ideal es hacer prevención contra el Alzheimer, no llegar al médico cuando ya está demenciado el paciente. Diagnóstico que en esas circunstancias tan tardías, lo hacen los familiares y cuidadores del paciente y no el médico. Con la modernidad diagnóstica en los casos “asintomáticos” podemos con las disponibilidades técnicas de diagnóstico moderno hacer una “autopsia” del cerebro en vida.
Usando la Resonancia Magnética Espectroscópica, los PET scanners y máxime la determinación de biomarcadores en el líquido de la médula espinal. Por ejemplo cuando hay el aumento de los biomarcadores de la proteína Tau. Al igual con los marcadores cognitivos (test neuropsicológicos) podemos diagnosticar la enfermedad, aun el paciente no haya dado manifestación alguna de alteración grave de la memoria. En estos casos, si se le hace una detallada historia clínica del paciente, de seguro la ocurrencia de: “olvidos” mínimos, conductas erráticas, irritabilidades, han hecho ya presencia.
Le hice la pregunta al talentoso expositor, de si él consideraba que al hacer todas estas pruebas y confirmar la enfermedad deberíamos iniciar de inmediato el tratamiento. Su respuesta fue una rotunda afirmación, ¡sí! Pensé en nuestra realidad social, el paciente sin un adecuado seguro social y lo relacioné con los altos costos de los medicamentos. Se refirió muy éticamente a sus buenas experiencias con el parche de Exelon, que de manera lógica ayuda a que el paciente pueda tener mayor adherencia al tratamiento, pues disminuyen los efectos secundarios como los problemas gástricos.