El pasado jueves el Banco Central recortó su tasa de política monetaria, de 6.50% a 6.25% anual, el cuarto consecutivo desde agosto. En cuatro meses ha reducido setenta y cinco puntos porcentuales, lo que no ocurría desde 31 de agosto 2023.
Con la rebaja continúa la desescalada de la política monetaria que poco a poco ha pasado de restrictiva a expansiva, recordemos, lo primero se inició en noviembre de 2021, con el objetivo declarado de atacar y ganar la batalla a la inflación que siguió la crisis sanitaria Covid-19, sin generar daño excesivo en el sector real.
Para los recortes de precio del dinero el Banco Central sigue cifras de corto plazo y tendencia en el mediano plazo, fue lo que hizo con motivo de la desaceleración paulatina y persistente de la tasa de crecimiento del índice de precios al consumo, que se ha mantenido en torno al tramo inferior del rango meta de 4.0 % ± 1.0 %, en septiembre cerró en 3.29% interanual.
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La buena noticia es que los beneficios llegan a familias y empresas, en los últimos treinta días la tasa activa promedio ponderada, el interés que pagan sobre préstamos, se redujo en 1.8 puntos porcentuales, de 15,63% a 15.35%, tendencia que continuará, los bancos comerciales contribuyen a acelerar el proceso cuando incluyen en sus cálculos que la desescalada no tiene regreso.
Lo que anima a familias y empresas a consumir e invertir más, es cada vez más barato tomar prestado, positivo para la economía por los siguientes tres motivos.
Uno, acelera o por lo menos mantiene el actual ritmo de crecimiento del PIB real con plazas de trabajo, la mayoría de calidad, como muestran las estadísticas entre septiembre 2023 y septiembre 2024, cuando se registró el aumento histórico de 173 mil plazas de trabajo, de los cuales144 mil formales, reduciendo la informalidad de 56.7% a 55.3 %.Y preserva el histórico nivel de 5,029, 347 de ocupados y la baja tasa desocupación, 5.3% en septiembre 2024.
Dos, fortalece pronósticos Banco Central y Organismos Internacionales, este año nuestro PIB real crece alrededor de su potencial y sobre 5% en 2025, manteniendo a República Dominicana como el principal motor de la economía regional, trofeo que con justicia pertenece al Gobierno de Luis Abinader.
Y tres, la economía en salud como se encuentra resistes hocks externos inesperados, como tensiones comerciales que podrían regresar si mañana martes Donald Trump gana las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, y pagar aumentos de precio del barril de petróleo y derivados si empeora la situación en Oriente Próximo, subió cuando se esperaba que Israel atacara refinerías y pozos petroleros en Irán, y días después comenzó a bajar al comprobarse que se limitó a sitios militares.
La historia registra que con política fiscal y monetaria precautorias nos preparamos para minimizar costos si los expertos acertaban en sus predicciones, daban por seguro una recesión profunda en Estados Unidos, lo que nunca ocurrió. La historia también nos enseña que igual previsión no pudo hacerse antes la Gran Depresión de 1929, porque no teníamos un Banco Central como el actual, en los Estados Unidos el PIB acumulado perdió 33% de su volumen entre 1929 y 1938, y la inflación acumulada de 30.06%entre1927 y 1933. Intenso y destructivo fue el impacto en nuestra economía, acumulado el PIB perdió 40.44% de su tamaño entre 1929 y 1933 (véase mi libro “Crecimiento Económico Dominicano, 1844-1950, año 2014).