Estoy completamente seguro que aquellos que analizan la política desde el hedonismo, a los que el paroxismo les ha llevado a verla en blanco y negro y esos que viven preparados para criticar con vehemencia, hidrofobia y premeditación desplegarán todo tipo de interpretaciones y epítetos sobre este artículo y su autor.
Sin embargo, he querido tener la osadía de describir la inteligencia, perspicacia, astucia y pragmatismo proverbial de quien en este momento es sin duda alguna y guardando la distancia el Otto von Bismarck de la política dominicana; me refiero al maestro de las alianzas y dilecto amigo José Francisco Peña Guaba.
El Imaginario Social del Poder.
Cuando comencé el ejercicio de la carpintería política en el PLD, apenas era un mozalbete radicalmente influenciado por la inexperiencia y las reminiscencias de las tesis de Marx. Pero, desde esa época anhelaba poder desarrollar algún día la inconmensurable capacidad de armador que tiene Peña Guaba.
Desde esa perspectiva, a pesar de esa juventud y que ni siquiera pasaba por mi mente la idea de estudiar ciencias políticas, siempre estuve muy consciente de que el poder se conquistaba muy lejos de las cámaras y de los discursos de una campaña electoral. Bajo esa premisa construí mi tesis, “una cosa es el poder y otra la política”.
Dentro de ese contexto, aun cuando millones de apasionados y profanos siguen creyendo que el poder se conquista con vallas, disco light, caravanas y discursos sin saliva en realidad las elecciones se amarran antes y se ganan después. Por eso, si hacemos un análisis retrospectivo observaremos que todo el que ha ganado ha sido con algún tipo de alianza.
Por tal razón, usted puede estar de acuerdo o no con la realidad, pero lo que no podrá lograr jamás es ignorarla. En virtud de ello, el papel que hace años viene jugando en todas las elecciones el gordo como le llaman cariñosamente; le hace merecedor de ser bautizado como el máximo representante de la realpolitik.
El Gran Táctico.
Todavía retumba en mis oídos un famoso aforismo coloquial que se escuchaba por todos los rincones, ya fulano fue donde Balaguer a amarrar la chiva. Ese apotegma resaltaba todo el poder y el liderazgo que conservaba el viejo caudillo aun después de su salida del palacio.
En ese sentido, aunque tiene otra dimensión hoy la casa de Peña Guaba se ha convertido en una extensión de Jerusalén por donde peregrinan las más antagónicas y recalcitrantes figuras detrás de escuchar su cosmovisión política. Y, a solicitar la puesta en marcha de su liderazgo táctico y su profusa capacidad de conciliación.
Además, ahora que el sistema de partidos está amenazado por el corporativismo y los oportunistas de la política es que más se necesitan y se deben valorar los ingentes esfuerzos de ese “Gran Táctico” como lo llamaría el maestro ruso Lazar Pistrak. Nunca lo olviden, la política se mide en función de resultados.
En conclusión, hoy no hay líder político en República Dominicana que pueda prescindir de los consejos, las ideas, la experiencia y la arquitectura política de Peña Guaba; en tal sentido, me atrevo a presagiar que todo aquel que quiera siquiera olfatear el poder en 2024 tendrá que contar con lo que he denominado, “el sistema Peñaguabiano”.