Dice la oposición que el comunicado del PRM denunciando que las críticas sobre supuestos actos de corrupción forman parte de un plan para desacreditar al gobierno es una muestra de pérdida de apoyo de la sociedad dominicana, que según la Fuerza del Pueblo está viviendo su peor Navidad de los últimos 25 años.
Y citó los casos de Aerodom, el Propeep, el Intrant, la tarjeta Solidaridad, la “gran estafa” detrás del fideicomiso y las recientes denuncias de irregularidades en el Ministerio de Educación, en los que la Dirección de Ética ni el Ministerio Público han iniciado ningún tipo de acción que evidencie una actitud responsable con la persecución de la corrupción.
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No sé cómo respondería esa afirmación el partido oficialista, que prometió mayores detalles sobre el supuesto plan y todavía los estamos esperando, pero es muy probable que a partir de las reacciones que ha provocado haya caído en la cuenta de que después de tres años de gobierno debería ser más cuidadoso al tocar ciertos temas, y la corrupción parece ser uno de ellos.
Tampoco se entiende muy bien el propósito de publicar un comunicado en esos términos, que a falta de detalles concretos y relevantes solo ha servido para recordarle al gobierno, que exhibe como estandarte la persecución de la corrupción, que ya no tiene las manos tan limpias y que no hacer nada al respecto es una falta de coherencia imposible de ocultar a estas alturas. Además de que resulta casi infantil, como señaló un diputado del PLD, pretender que la oposición, “que tiene que oponerse a todo lo que hace el gobierno”, no intente desacreditar al gobierno de turno haciendo denuncias de todo tipo y criticando lo que tenga que criticar.
Por eso hay tantas preguntas sin responder alrededor de ese comunicado. ¿Qué se perseguía? ¿Qué se consiguió? ¿De quién fue la idea? Lo dejo hasta ahí porque se acaba el espacio, pero no hace falta esperar las respuestas para decir que fue una muy mala idea.