En tiempos de elecciones, en República Dominicana, igual que en otros países del mundo, las organizaciones políticas partidistas y sus dirigentes, suelen activar, incrementar, actualizar y diversificar sus esfuerzos y medios, con el propósito deliberado de lograr que la mayor cantidad de ciudadanos-electores conozcan y apoyen sus ideas y propuestas. Para ello, los políticos construyen y difunden diferentes tipos de narrativas, pretendiendo con ellas manipular, persuadir, inducir, motivar, hasta convencer a los electores que el día de las elecciones voten por ellos.
Es decir, tomando como marco de referencia la dinámica, estructura, comportamiento y componentes sustanciales de los distintos tipos de mercados, podría decirse que las características de las contiendas electorales, tanto en República Dominicana como en otros lugares, son similares al funcionamiento que rodean a los mercados generales. Por ejemplo, en el ámbito político-electoral existen las siguientes peculiaridades:
- Segmentos poblacionales con distintas necesidades insatisfechas(compradores de esperanza);
- Organizaciones políticas conocen las necesidades y expectativas de los electores(ofertantes);
- Partidos políticos dicen tener mecanismos para satisfacer necesidades de electores (productos-programas de gobierno y candidatos);
- Ciudadanos-electores dispuestos a comprar el producto que satisfaga sus necesidades (compradores con capacidad de compra);
- Varias organizaciones que dicen conocer y poder satisfacer las necesidades y expectativas de los ciudadanos-electores(competidores con diferentes portafolios de productos)
- Agentes que regulan, monitorean, sancionan y juzgan las decisiones y actuaciones de las organizaciones políticas (Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral)
Como se observa, en el terreno político-electoral dominicano, igual que en el de los mercados de bienes y servicios, subyacen los mismos componentes sustanciales: necesidades insatisfechas, expectativas aspiracionales, compradores con capacidad para comparar los productos y servicios que satisfagan sus necesidades, varios ofertantes con productos y servicios para satisfacer las necesidades y expectativas de los compradores, así como organismos especializados que regulan la dinámica y actuaciones de los agentes que intercambian y se relacionan en dichos ámbitos.
Para garantizar el buen desempeño de los mercados de bienes y servicios, siempre será necesario establecer reglas claras y consensuadas entre los actores que interactúan en el mismo, así como desarrollar diversas estrategias y actividades de marketing, que motiven, persuadan e induzcan a los compradores cautivos y potenciales para que adquieran bienes y servicios. Algo similar acontece en lo que se podría llamar mercado político-electoral. En términos prácticos, en el contexto político-electoral dominicano se produce una relación de compra y venta de esperanza entre los dirigentes políticos y los ciudadanos-electores.
Tal y como han dicho algunos autores el mercado es el conjunto de compradores reales y potenciales que tienen una determinada necesidad y/o deseo, dinero para satisfacerlo y voluntad para hacerlo, los cuales constituyen la demanda, y vendedores que ofrecen un determinado producto para satisfacer las necesidades y/o deseos de los compradores mediante procesos de intercambio, los cuales constituyen la oferta. Ambos, la oferta y la demanda son las principales fuerzas que mueven el mercado.
En pocas palabras, las elecciones en República Dominicana se conciben y gestionan desde la dinámica de los mercados de bienes y servicios, en los que existen compradores (electores) con necesidades y expectativas insatisfechas(esperanza), así como ofertantes(partidos políticos) que dicen tener los productos para satisfacerlas (candidatos y programas de gobierno).
En la sociedad dominicana, la esperanza es un producto de primera necesidad para los ciudadanos-electores. Alrededor de ella, los partidos políticos y sus directivos diseñan, ejecutan y controlan diversas estrategias y actividades, buscando con ello acercarse a los electores para persuadirlos al respecto. Dicho de otra manera, los electores y políticos dominicanos se comportan como compradores y vendedores de un producto llamado esperanza.
Lamentablemente, en el mercado electoral dominicano no sucede lo que acontece continuamente en los entornos de los mercados de bienes y servicios. En ellos, las organizaciones y marcas ofertantes que no logran satisfacer las necesidades, deseos y expectativas de sus consumidores cautivos y potenciales e incurrir en malas prácticas, son ejemplarmente sancionadas por los mecanismos reguladores y rechazadas por las comunidades de clientes. ¿En qué momento será que en República Dominicana las leyes, la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y los ciudadanos-electores, sancionarán, castigarán y rechazarán a los partidos políticos y a sus dirigentes que incurran en acciones ilícitas, así como defraudar, manipular y engañar a los ciudadanos-electores?
En suma, si los ciudadanos-electores, las leyes, los organismos regulatorios y de control del mercado electoral dominicano actual, fuesen críticos, eficientes y eficaces, la mayoría de las organizaciones políticas y de sus dirigentes, ya no podrían continuar vendiendo falsas esperanzas a importantes segmentos de votantes. ¿Cuándo los electores dominicanos dejarán de creer en líderes políticos, cuya única fortaleza es ser buenos vendedores de esperanzas, las que luego convierten en grandes desesperanzas individuales y colectivas?
En RD., existen entidades y dirigentes políticos, que han tenido más de una oportunidad para conocer y satisfacer las necesidades y expectativas de los dominicanos. Pese a ello, más allá de sus repetidas y engañosas narrativas, no han querido hacer lo suficiente para concretar las esperanzas de los ciudadanos-electores en hechos reales. ¿Qué pasará con aquellos políticos dominicanos que han reducido sus organizaciones a partidos pequeños para hacer grandes negocios?¿Hasta cuándo tendrán vigencia los dirigentes políticos dominicanos, cuyo talento principal es mentir, manipular, persuadir y dispendiar los bienes y recursos públicos?
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