En la República Dominicana, en los últimos 60 años, han predominado usualmente dos fuerzas político-electorales. De mediados de la década de 1960 a fines de la década de 1980 dominaron el balaguerismo y el perredeísmo. En la década de 1990 hubo un tripartidismo efímero: se mantuvo el PRD mientras Balaguer salía del escenario político y el PLD ascendía. Y en lo que va de este siglo han predominado el peledeísmo y el perredeísmo, este último reemplazado por el perremeísmo.
La división del PLD a fines de 2019 trajo el surgimiento de la Fuerza del Pueblo (FP). Por eso, muchos dicen que ahora hay un tripartidismo (PRM, PLD, FP) y tres fuerzas electorales diferentes. Planteo que, si bien hay tres partidos con músculo electoral, representan dos fuerzas electorales: el perremeísmo y el peledeísmo que incluye el PLD y la FP.
Asumir que son dos fuerzas electorales en vez de tres puede parecer irrelevante, pero no lo es, porque impacta los cálculos electorales y las estrategias de alianzas.
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Por ejemplo, si se asume que hay tres fuerzas electorales distintas, es fácil argumentar que en el 2024 habrá doble vuelta a nivel presidencial porque el voto se dispersará entre tres partidos y ninguno obtendrá el 50+1. Sin embargo, si se asume que son dos fuerzas electorales divididas en tres partidos, solo habría doble vuelta si el peledeísmo en su totalidad (PLD+FP) fuera mayor que el perremeísmo.
En el PLD y la FP debaten actualmente el tipo de alianza que forjarán. Hay voces a favor de una alianza amplia y otras a favor de una alianza limitada. El problema para lograr una alianza total, que incluya el nivel presidencial, es que Leonel Fernández difícilmente cederá su candidatura y el PLD tampoco.
Una alianza municipal y legislativa amplia del PLD-FP resultaría en más posiciones electivas para ambos partidos (sería un ganar, ganar), pero probablemente fortalecería la candidatura de Leonel Fernández (una marca presidencial conocida) y debilitaría la de Abel Martínez (una marca presidencial por conocer). La razón es que, al ser una misma fuerza electoral dividida en dos partidos, lo que gana uno lo pierde el otro en las candidaturas que lleven separadas.
Para el PRM es más fácil ganar en todos los niveles si el PLD y la FP van separados, sobre todo, en posiciones uninominales que se eligen por mayoría simple como los senadores, alcaldes y directores de distritos municipales. Y también en las presidenciales, porque, aunque existe la doble vuelta, el electorado que no tenga una fuerte identificación partidaria y acuda a votar, probablemente preferirá la fuerza electoral que vea más unida.
La estrategia del PRM para el 2024 consiste en proyectar unidad partidaria y aglutinar un amplio bloque de partidos minoritarios para mostrar músculo electoral frente al peledeísmo y ganar en primera vuelta. Ya concluidas las primarias, su principal desafío consiste en gestionar adecuadamente la asignación de candidaturas municipales y legislativas ante las demandas que tiene un partido en el poder de colocar aspirantes propios, aliados y recién llegados.