El tiempo es fiel, es justo, íntegro, no espera y al mismo tiempo camina a tu lado; el tiempo es de todos y no es de nadie. El tiempo nos asusta y nos desafía a dar pasos más intencionales. De hecho, si realmente los políticos de nuestro país tomarán en cuenta el tiempo que les queda en este mundo físico, ellos actuarían como profetas sociales, con una integridad incuestionable y con acciones beneficiosas para todo el Estado dominicano.
Entiendo que el tema de política y muerte no es común, pero es una realidad imposible de esquivar, nos afecta a todos; por tanto, es bueno que sepamos que el político partidista y partidario se va de este mundo, y para ser más específico, de este bello país maltratado por esos políticos que no saben cómo dejar un legado y un modelo para seguir e imitar. Todos nosotros debemos entender que estamos sujetos a un tiempo específico y temporal, y solo en ese espacio limitado, los que estamos sirviendo en el Estado dominicano podemos tejer acciones y completar un evento que impacte a todo un pueblo.
El tiempo no solo se va, cada día se nos va una porción y cada día la muerte está en dirección a nosotros con sus dos manos frías extendidas para abrasarnos de forma inusual y sin información. Entendiendo todo esto, ¿acaso no deberíamos como “servidores” públicos ser más sensibles? Si como senadores, diputados, alcaldes y regidores, entendiéramos este proceso, estaríamos leyendo menos el libro: Las 48 leyes del poder, escrito por Robert Greene, que solo nos motiva a buscar poder pero no a servir de forma honesta; y leyendo más libros como: El hombre en busca de sentido, escrito por el psiquiatra Viktor Frankl; la Biblia, que tanto nos desafía a pagar bien, a no explotar a los pobres, a servir y a gobernar con integridad.
Ser político con integridad y vocación de servicio es ejercer un sacerdocio integral; pero ser un político deshonesto, insensible y sin compasión, es ser un embajador del mismo diablo aquí en la tierra, con garras cortantes que destruyen todo lo que comienza con vida y esperanza. Invitamos a todos a dar un giro hacia lo eterno, dejando un legado y modelo para seguir e imitar. No seamos tontos, dejemos un legado.