En medio de los vientos de tormenta que soplan en el mundo y que en ocasiones aumentan su velocidad a fuertes ráfagas, por los cambios en el clima de la geopolítica, ahora alterado por el conflicto comercial, se cuela una suave y tranquilizante brisa sobre el cuerpo económico de la nación: el descenso de los precios del petróleo.
Después del susto que dio el mercado a partir de enero, cuando los precios del crudo iniciaron una preocupante tendencia alcista que elevó el crudo WIT de 70.12 dólares en diciembre de 2024 a 72.12 dólares el 2 de abril de 2025 y el crudo Brent de 73.86 dólares en diciembre a 77.78 dólares el 1 de abril.
Pero en los últimos días el crudo ha descendido significativamente. En la jornada de ayer el WIT se cotizaba a 56.08 dólares y el Brent a 59.3 dólares, los niveles más bajos desde abril de 2021.
¿Qué ha cambiado?
El petróleo era impulsado al alza a principios de año por factores como las sanciones impuestas por Estados Unidos y Reino Unidos contra dos grandes compañías petroleras rusas y más de 180 embarcaciones asociadas con la flota de Rusia.
Pero ahora hay otro factor que pesa más en el mercado: el temor de que, a causa de la guerra comercial, se produzca una desaceleración de la economía mundial que conduzca a una baja significativa en la demanda de crudo.
La situación ha llevado a JP Morgan a cambiar sus pronósticos y ahora proyecta un precio de 58 dólares el barril en diciembre de 2025 y de 50 dólares el barril en diciembre de 2026.
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Se trata de un escenario que lleva a augurar que los precios del crudo no ejercerán presiones sobre los costos de la economía, los precios internos (incluidos los de los combustibles) y las finanzas públicas. Es la buena cara de un mal momento.
No debemos dejar de tomar en cuenta que los subsidios a los combustibles alcanzaron un valor superior a los RD$17,000 millones en 2024 y para el 2025 se han presupuestado RD$10,000 millones de pesos para esos fines.
Si se cumplen los pronósticos el fisco pudiera tener un ahorro de los presupuestado, lo que sería bueno porque lo contrario, o sea gastar más de lo presupuestado, podría poner en riesgo el cumplimiento del objetivo de déficit fiscal.
Ojalá que estos pronósticos se cumplan, pero que fallen los que apuntan a una recesión mundial.