El problema final, el hipertexto policial de Pérez-Reverte

El problema final, el hipertexto policial de Pérez-Reverte

La novela de Arturo Pérez-Reverte “El problema final” es una obra que desborda la teoría de la transtextualidad de Gerard Genette. Un palimpsesto que evoca la relación de la ficción con su forma. La cultura del género con sus lectores. Una pieza que el lector apreciará si conoce bien el decurso que han seguido otros autores que entran y salen a través de las referencias, de las distintas formas de intertextualidad que el autor va trabajando a lo largo de su interesante argumento.

Si bien es cierto que una novela policial puede carecer de acción, porque la única acción que se reitera es la que da origen al crimen que el detective trata de resolver. En esta, domina la palabra, el diálogo, la inferencia, no de un detective, sino de varios que procuran esclarecer el crimen. El espacio reducido de la acción, una isla griega, el momento de los hechos: el aislamiento durante el temporal, que no permite que lleguen los investigadores del cuerpo policial, hace que sean otros, los personajes, clientes del hotel de la señora Auslander, quienes comiencen las indagaciones para solucionar el problema que da al conocimiento: la resolución del asesinato.

Pérez-Reverte ha sabido construir el texto desde su origen genérico: ya que toda novela policial, al ser una obra que desafía la inteligencia de los investigadores y la capacidad de ocultamiento del asesino, remite a otras obras. De ahí que el architexto se proclama desde el inicio hasta la metatextualidad de los lectores. Toda obra requiere de un autor-lector, que se apropia del género como un valor dado por la cultura. El autor puede transformar el género, mezclarlo o, en el caso de esta obra, hacer un homenaje mediante procedimientos paródicos.

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Ya Julia Kristeva en “Sèmeiòtikè” (1969) había definido la categoría de ‘intertexto’ y su condición como elemento que aparece en la producción literaria, en la mimesis I de Ricoeur, y que se desplaza a la lectura, como elemento mental del lector que asocia la intertextualidad con las lecturas que ha realizado; por lo que en el proceso de la refiguración de la obra literaria aparece una relación multitextual que conecta el presente con el pasado del lector. De ahí que los elementos intertextuales que afectan la prefiguración y la escritura de la obra, también aparecen en la lectura.

Esto nos lleva a pensar que no existe la originalidad absoluta, que en el proceso creativo siempre el artista partirá de unas ideas mayores, architexto, para confirmar, transformar o parodiar. Con lo cual debemos arribar a Kristeva y sus aportes a la comprensión del proceso creativo. Otros autores como Michel Riffaterre y Harolold Bloom han especificado la relación de la intertextualidad y las influencias (Genette, 1982). Para el primero lo intertextual es una condición de la lectura, es decir, un elemento que se da en la mente del lector. Elemento fundamental en el género policial, donde la investigación debe resaltar y crear falsas pistas para que el lector no pueda resolver o adelantarse a resolver el crimen.

La condición de hipertexto de esta novela del autor de las aventuras del capitán Alatriste, “El club Dumas” (1993) y “El maestro de esgrima” (1988) no está dada por la existencia de un hipotexto, como sería la relación entre “Odisea” de Homero y su hipertexto, el “Ulysses” (1922) de Joyce, sino entre el género policial y su texto, como homenaje al investigador Sherlock Holmes, y a su ayudante el doctor Watson. Por lo que se parece más en este propósito creativo y en su desarrollo a “Don Quijote” de Cervantes, con relación a las novelas de caballería. La obra tiene mayor calado en el paralelismo entre el investigador improvisado, Hopalong Basil, y su relación con la interpretación en Hollywood de las obras de Conan Doyle.

La obra de Pérez-Reverte se recrea como un texto derivado, o hipertextual, de las novelas y cuentos que el cine nos ha dado y que han contribuido a la fama del architexto policial. La apropiación a través de referencias y paralelismos da sentido al trabajo de la intertextualidad entre cine y literatura; a la existencia de un pasado de las obras policiales, a una acumulación de textos que existen tanto en la cultura-literatura como en la cultura cinematográfica, y que han contribuido, valga decir, a desarrollar el imaginario de los lectores.

Ahora bien, “El problema final” es un hipertexto en el que se cruzan el architexto y el cine y no se detiene en ser un derivado de un texto A, como plantea la teoría de Genette. Esto se da porque, contrario a “Don Quijote”, donde la reescritura y la transformación están dadas por una parodia negativa de las novelas de caballería, en “El problema final” es el homenaje lo que alienta las distintas referencias al género o architexto. El reconocimiento está dado también, y de forma muy directa, a los investigadores de Conan Doyle.

Y, aunque muchas veces el espíritu inglés no aparece bien parado, con lo que el autor busca cierta complicidad con sus lectores españoles y franceses, el verdadero homenaje es a una cultura que ha creado un género literario basado en elementos intelectuales, que van desde la lógica, la deducción y la inferencia, a la formulación de hipótesis y la existencia de elementos que ayuden a probar un crimen. El espíritu inquisitivo de Basil, como un nuevo Holmes, o del improvisado Watson, encarnado por el escritor español Foxá, realiza un homenaje a la filosofía empirista. Todo cuerpo deja las huellas para que el investigador llegue a los autores del crimen.

La novela policial es, entonces, el escenario y un cuerpo que pasa por la mente de los investigadores, pero crea un nuevo investigador: el lector al que Pérez-Reverte ha agregado un peso enorme para poder realizar, no solo el develamiento de los hechos que nos llevan a esclarecer el crimen, sino realizar el debido homenaje al autor de Sherlock Holmes, Conan Doyle. Para eso, el lector debe conocer las obras del escritor inglés, a lo que agrega el conocimiento de las distintas interpretaciones y puesta en escena de su obra que ha realizado Hollywood.

El texto de Pérez-Reverte, por las distintas alusiones y paralelismos, explicaciones, etc. que aparecen en la superficie textual, es un desafío para los nuevos lectores y un implícito homenaje a los seguidores de este tipo de novela que ha marcado diversos hitos por más de un siglo en la cultura de Occidente. La novela, dentro de la la distinción y el reconocimiento que tiene la de la obra de Pérez-Reverte, es un desbordamiento de textos, de alusiones, de entradas y salidas de otros textos que permiten ver cómo hemos ido desarrollando una cultura letrada en el tiempo, a la par de poner en el diálogo novelesco las inferencias de un espíritu inquisidor que busca conocer la verdad detrás de un crimen.

El lector apreciará, finalmente, el sentido de ‘mise en abisme’ que le imprime el autor cuando al llegar al final conocerá otros detalles que se encuentran en el origen del argumento y que han sido suspendidos y ocultados. Si bien en “Carta robada”, de Edgar Allan Poe, la solución estaba presente, aquí, el pasado y el presente vienen a dialogar para completar el argumento y la solución de “El Problema final”.

¿Una obra sobresaliente de la literatura o un crimen perfecto del archi-género policial, o ambas cosas?

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