En término pragmático, podría decirse que la comunicación asimétrica es la disparidad que se origina entre la información que ofrece la fuente (empresa, institución, marca o persona) y la percepción que sobre ella se forma o ya posee el perceptor o audiencia. Es decir, es la brecha que se produce entre la información dada por el emisor y la actitud y opinión que sobre el particular asume el destinatario del mensaje.
Lo que facilita la comunicación asimétrica, tanto dentro como fuera de las organizaciones, es la actitud con que el emisor o fuente visualiza y trata al perceptor o audiencia. Por lo general, para el emisor de la comunicación asimétrica, el perceptor no tiene capacidad para entender determinadas situaciones, hechos y realidades.
En este ámbito, la concepción errada en torno a la jerarquía, la autoridad, el poder, la participación y el acceso a la información que tiene el emisor, son los factores que impulsan la asimetría en la comunicación.
Entre los efectos negativos directos que se derivan de la comunicación asimétrica, entre las organizaciones y sus colaboradores internos, relacionados, consumidores y clientes, se destacan los siguientes: percepciones negativas, opiniones desfavorables, relaciones tóxicas, pérdida de credibilidad, deterioro de la imagen pública, negación del permiso social, entre otros daños a sus tangibles e intangibles.
En República Dominicana son muchas las empresas, instituciones públicas, marcas corporativas y comerciales, así como entidades sociales que generan asimetría entre los contenidos de su relato público y la percepción que sobre la veracidad de éste se forman sus propios colaboradores internos, consumidores, clientes y relacionados.