En el entorno social, económico y político actual, las empresas, instituciones y marcas para operar en un ambiente de cooperación, armonía, sostenibilidad y de relaciones ganar-ganar, necesitan la aprobación de determinados permisos.
Por ejemplo, los de carácter legales y el social. En términos pragmáticos, las organizaciones no pueden obrar solo con permisos legales, requieren, además, la aceptación, aprobación y colaboración de los ciudadanos y/o habitantes de las comunidades donde llevan a cabo sus quehaceres. En ocasiones, obtener el permiso social es más complejo y dificultoso que el legal.
Las organizaciones, sin importar su naturaleza, necesitan la aprobación y aceptación de las sociedades y comunidades en las que habitan. Al fin y al cabo son los ciudadanos los que otorgan el permiso o licencia social a las empresas, instituciones y marcas para que operen en un ambiente armónico, estimulante y colaborativo. El permiso social ayuda a las entidades a reducir los riesgos de ser objeto de crítica pública, de conflictos sociales y laborales, así como de arruinar su reputación, credibilidad, confianza e imagen pública.
A diferencia del permiso legal, el social no se obtiene con una o varias visitas a las instituciones públicas a realizar una solicitud de permiso para efectuar una actividad específica de carácter comercial. Para ello es necesario hacer mucho más que pagar sobornos y valerse del tráfico de influencias. El permiso o licencia social se alcanza cuando las organizaciones y las marcas logran ser parte de los sueños y soluciones de las sociedades y comunidades en las que trabajan. El permiso social es un activo intangible de alto valor agregado, el cual no se logra con acciones clientelistas.
El permiso social se pierde cuando no se cumplen las promesas y compromisos, cuando se desconocen y no se atienden las inquietudes y solicitudes de las comunidades. Además, la licencia social se quiebra cuando las organizaciones y las marcas emplean la información pública para manipular la realidad e incurrir en prácticas deshonestas e irresponsables.
El permiso se obtiene cuando las actividades económicas y sociales de las organizaciones y las marcas cumplen las expectativas de las comunidades. Los ciudadanos solo apoyan a las empresas, instituciones y marcas que pueden demostrar con hechos que son éticas, honestas, transparentes, responsables y cercanas.