¡El valor de tus ideas!

¡El valor de tus ideas!

Herminio y Píndaro han descubierto que cada uno tiene igual pensamiento que el otro… ¡Que sus ideas coinciden!… Esa es la ventaja de reconocer que cada uno de nosotros tenemos un ‘alter ego’… Para ir al baño, la idea de hacerlo de forma eficiente garantiza su salud, y ambos lo saben y ¡lo aprovechan! Para hacer una de sus comidas no hay secreto entre ellos… Un desayuno fuerte, un almuerzo liviano y una cena igual o menos que liviana. Herminio recuerda que tenía un tío político (no que era político), que decía que ¡si cenaba mucho, al poco rato le caían atrás lo leones! Si Píndaro o él logran concentrarse para que entonces ambos motoricen una acción de valor, el otro concretiza una idea y así se sienten poseedores de su pequeño mundo, un mundo en el que la mente es dueña y señora del ambiente interno, para procurar hacer posible que el entonces ambiente externo de Píndaro como de Herminio sea una realidad… Y así nos pasa a todos, pero, inexplicablemente, no nos damos el tiempo de auscultar lo más profundo de nuestras ideas… De dónde nacen, en qué momento cogieron forma, cómo cobraron vida, hacia dónde se encaminan… ¿Serán un camino cierto y seguro hacia nuestras metas?

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“No sé… Pero, se me ocurre pensar que las cuatro letras de “IDEA”, deben tener algún significado… ¿Por qué no asumir que esa ‘I’ pudiera tener una fuerza física en sí? -cuestiona Píndaro-… ¿Hiciste tu caminata de hoy?… ¿Cuánto tiempo te dedicaste a crecer físicamente –y, no de tamaño, sino a lo interno-… Lo que pasa es que debes tener presente que el más mínimo ejercicio físico que puedas hacer diariamente una caminata corta, una montada en bicicleta aunque sea de paseo u otro movimiento de por lo menos quince minutos es la base fundamental para que tu mente cree las bases para soportar la presión de las ideas que puedas generar… ¡Tu cuerpo debe estar listo para la batalla! Las sorpresas que te pueda dar la vida en cada día, sólo con una aptitud física adecuada te permitirá responder a las inquietudes que puedan ser requeridas para sentar los pilotillos de un algo que sólo se podría ser una idea…”.

“Nuestros lectores deben conocer –expresa Herminio- “que esa ‘D’, de IDEA, tiene sus raíces en la decisión emocional que pueda brotar en ti, una vez tengas la plena seguridad de que no vas a echar para atrás ante un reto… Es muy común entre muchos de nosotros el ‘amarrar la chiva’… ‘barajar’, una vez nos vemos ante la toma de una decisión de compromiso y, desde luego, soltamos la rienda para que otro lo intente”… Mirando de un lado para otro, como si Píndaro no estuviera en él, comenta: “¡Oye Píndaro!, cuando una idea está lista para que le demos forma, hay un gusanillo que se nos mueve por dentro, tratando de minimizar nuestro esfuerzo para utilizar nuestro intelecto en dar una base estructurada y coherente a ella… Es, precisamente ahí, cuando entonces debemos atar los cabos entre nuestra resistencia física y los más íntimos deseos de involucrarnos con esa idea que estamos pariendo”.

“¿Y, entonces dónde me justificas la ‘E’ de IDEA en tu esquema?” –cuestiona Píndaro-… Mientras eso dice, Herminio le dirige sólo una mirada firme y, con ella, lo motiva a reaccionar… “Tienes razón –le devuelve ese reto visual-… Olvidaba que la ‘E’ de IDEA corresponde a la estructura de nuestro cerebro que hemos sido capaces de coordinar y que sólo nosotros somos capaces de aunar esfuerzos de una preparación física adecuada con la decisión de enfrentar emocionalmente un nuevo proceder del que seremos plenamente responsables… Una vez tengamos el muñeco hecho, sólo nos restará encender aquella luz de que guiará a la ‘A’ de IDEA, que no será ni más ni menos que la acción que impregnaremos a algo que habremos parido, producto de una inquietud que será única, pues ha sido procesada para generar un valor que únicamente cada uno de nosotros, al hacerlo, podrá tener la satisfacción de celebrar algo duradero para nuestra vida!”.

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