El aporte a través del ISR no debe ser tan bajo que haga vulnerable al fisco, ni tanto alto que estrangule el ahorro
El economista José Luis de Ramón hizo planteamientos en un trabajo escrito para el diario Hoy a los cuales se debe prestar atención: “En RD se recauda poco porque las personas ganan muy poco y hay bajo cumplimiento de las obligaciones fiscales”.
Él hace la comparación entre países tomando en cuenta el poder de compra del dinero en cada país, llevando el ingreso a dólares PPP usando cifras del Banco Mundial, y concluye en que “para pagar 10% de ISR en la RD hay que ganar RD$1.2 millones, equivalentes a US$51,07 dólares (PPP), poder de compra comparado con Estados Unidos. En Panamá, para para pagar 10% de ISR hay que ganar RD$3.2 millones, equivalentes a US$135,551 (PPP)”.
Esto quiere decir que el hacer énfasis en el marco de una reforma tributaria en elevar la tasa del Impuesto Sobre la Renta a las personas físicas puede llevar a equívocos y obtener como resultado que de manera relativa, en función del nivel de ingresos, sean los empleados y trabajadores en nómina quienes carguen con la mayor parte del esfuerzo fiscal de la sociedad.
Esto sugiere que para que la reforma sea equitativa debe ser integral para que el fisco pueda asegurarse de recibir el aporte por los ingresos no salariales de las personas físicas, que los trabajadores informales sean incorporados como contribuyentes y se reduzca la evasión del Impuesto Sobre la Renta de las empresas.
La evasión en el cumplimiento del impuesto sobre ingresos no salariales en el país es considerada alta. Esto crea inequidad, pues mientras los asalariados que no generan ingresos fuera de nómina cumplen de manera obligatoria con contribución a través del agente de retención, contrario a quienes evaden el impuesto por sus ingresos fuera de nómica.
Además, el ISR es un impuesto que considerado regresivo por condición propia, pues gravar el trabajo desalienta el esfuerzo y afecta a los que menor salario tienen, a nos que establezcan condiciones que lo impidan.
Con relación a lo segundo, la situación es igual de injusta. Según cifras del Banco Central, de los 4,835,318 empleados con que contaba RD al cierre de 2023, un 43.2% estaba en la formalidad y el 56.8% son trabajadores informales. Nadie duda que la informalidad es no solo una causa de la baja recaudación, sino también una consecuencia de la elevada imposición sobre la nómina de empleados y trabajadores de las empresas.
De manera que lo recomendable es implementar una reforma tributaria que atraiga a esos trabajadores a la formalidad y elevar aún más la tasa a las personas físicas podría jugar en contra de ese objetivo.
Lo mismo podría decirse del impuesto sobre la renta a las empresas: la experiencia internacional indica la evasión del ISR por parte de las empresas es mayor que la evasión del ISR por parte de las personas físicas. Mientras que las empresas pueden evadir parte de su aporte a través del incremento de los costos de producción, los asalariados no pueden hacerse en sus ingresos de nómica porque el efecto directo sobre su restricción presupuestaria es inmediato.
El economista mexicano Eliseo Díaz González explica la diferencia de esta manera: “el problema es que el trabajador paga impuestos ex ante, y la empresa paga ex post a la decisión de consumo. En este sentido, el ISR en las empresas es como un impuesto al consumo y en los trabajadores es un auténtico impuesto al ingreso.
Es, en este sentido, inequitativo. En consecuencia, el ISR en los trabajadores afecta sus decisiones de ahorro y la elección de consumo, lo que afecta a la demanda agregada”.
El propósito de una reforma tributaria debería ser que el aporte de las personas físicas y de las empresas no sea tan bajo (no en función de la tasa, sino de la base de contribuyentes) que haga vulnerable al fisco, ni tan alto que estrangule el ahorro.