Muchos valores morales que se exhibían como símbolos de orgullo, han ido cambiando, incluso a una velocidad peligrosamente increíble. Mientras tanto, los nuevos patrones de conducta que han venido exhibiendo determinados sectores importantes y emergentes, por influencias extrañas o incubación local espontánea, se han ido diseminando.
Ese fenómeno ha dado paso una nueva forma de pensar y valorar en casi todos los segmentos de la sociedad. Los parámetros ético-morales de hoy, son mucho más amplios que antes. Lo que ha permitido a quienes valoran, ser más tolerantes, para no decir complacientes. Y como consecuencia, comportamientos que debieron servir de modelo, se han ido reduciendo. En tamaño e influencia.
Muchas acciones que para sectores conscientes resultaban y todavía hoy son consideradas degradantes e insólitas, se han ido acomodando dentro del comportamiento natural y social. Con mayor preocupación, cuando muchos de los actores de las denominadas cúpulas, los han pasado por alto. Ignorado. O sacado provecho.
Cuando se habla de percepción, algunos se hacen la idea de que solamente tiene aplicación a los temas políticos. En encuestas. Pero como se trata de una función psíquica que permite, a través de los sentidos recibir, elaborar e interpretar las informaciones provenientes de su entorno, tiene aplicación en casi todo lo que tenga que ver con los seres humanos y lo que ocurre a su alrededor. Por eso, la percepción ha ido sufriendo modificaciones.
Mi mayor preocupación, y lo expreso con pena, es que el problema no está centrado en la gente común, que ha visto variar sus entornos, sino con mucho más preocupación, por el comportamiento de quienes han estado supuestos a servir de modelos y guías. En todas las esferas.
La gran responsabilidad es precisamente de quienes debieron ser ejemplo en todos los aspectos. En sus conductas públicas como privadas, pero esa no ha sido la realidad, ni lo que la gente sensata y consciente percibe. Se ha producido lamentablemente una especie de dicotomía social.
Y adquiere mayor dimensión, en la medida en que sectores que se rigen por patrones de conductas diferentes, tienen la tendencia a asimilar más fácilmente los nuevos estilos y patrones de conductas, sobre todo de aquellos que han logrado cambios de vida acelerados y opulentos. De los hoy denominados “influencer”. En todas las actividades.
Mientras tanto, una parte de la sociedad popular y emergente que observaba conductas que aún representando una ofensa moral, de repente se convertían en modelos a seguir y penetraban las más encumbradas posiciones sociales, como consecuencia, si se quiere lógica, natural y sin mucha salida, no han encontrado otro camino que el de aceptarlos como buenos y válidos. Imitarlos. Asociarse. Pues eran los métodos que utilizaron parte de los que se presentaban como sus guías o conductores.
El país tiene por delante una tarea ardua y difícil. Reorientar conductas y aplicar reglas. Una verdadera cruzada. En cuya labor no se deben dejar solos al Presidente Luis Abinader, las iglesias, medios comprometidos y demás sectores de la sociedad que coinciden con el propósito de sanear nuestra nación. Sino todos los que todavía creemos en la ética y la moral. Escrito está en Juan 1:23 “Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías” tabasa1@hotmail.com
El país tiene una tarea ardua y difícil : reorientar las conductas
Ha permitido a quienes valoran, ser más complacientes
El problema no está en la gente que ha visto variar sus entornos