Por mucho cuidado que tengan, las embarazadas pueden sufrir algunas enfermedades y dolencias comunes, además de otras consecuencias directas de los cambios hormonales que se producen en el cuerpo durante el proceso de gestación.
Conocer cuáles son las principales enfermedades en el embarazo y saber prevenirlas y curarlas es fundamental para la seguridad de la futura madre y la criatura.
Puede leer: Madres: una huella inmortalizada en el arte
Un artículo médico publicado, en español, en el portal womenshealth.gov por la Oficina para la Salud de la Mujer, destaca que durante el embarazo pueden surgir complicaciones como diabetes gestacional, preeclampsia o la placenta previa, entre otras, que pueden poner en riesgo la salud de la madre y del bebé. Por ello es tan importante acudir a todas las revisiones del obstetra durante el periodo de gestación para poder realizar un buen seguimiento del embarazo y descartar enfermedades comunes, como:
Diabetes gestacional
La diabetes gestacional se produce cuando los niveles de azúcar en sangre son demasiado altos durante el embarazo. La mayoría de las veces, la afección se detecta por la prueba inicial de sobrecarga de glucosa conocida como test de O´Sullivan, en torno a las 24-28 semanas de embarazo, seguida, en caso de positividad, de un test confirmativo o diagnóstico.
La diabetes gestacional aumenta el riesgo de sufrir otras afecciones, como:
Macrosomía, cuando el bebé es demasiado grande; preeclampsia, una afección marcada por un aumento súbito en la presión arterial de la mujer embarazada y los partos por cesáreas.
El tratamiento de la diabetes gestacional incluye control de los niveles de azúcar en sangre mediante una dieta saludable y ejercicio, y mediante medicamentos como la insulina, si los valores de azúcar en sangre siguen siendo altos.
Preeclampsia
La preeclampsia (PE) es el aumento de la presión arterial asociada a la aparición de proteína en la orina que se da después de las primeras 20 semanas de embarazo. La PE precoz, que es la que se inicia antes de la semana 34 de gestación, suele ser de mayor gravedad y se asocia a un mayor riesgo de complicaciones maternas y fetales, que requieren la finalización de la gestación antes del término.
La preeclampsia no tiene tratamiento, únicamente la finalización del embarazo. No obstante, existe la forma de reducir su aparición mediante la toma de medicamentos como la aspirina en pacientes de alto riesgo determinado durante la ecografía de la semana 11-13+6.
Placenta previa
Esta afección se produce cuando la placenta cubre parte de la apertura del cuello uterino dentro del útero, lo que puede causar sangrado sin dolor, durante el segundo y el tercer trimestres. En los casos de placenta previa, el especialista puede recomendar reposo y si el sangrado es abundante y continúa puede ser necesaria la hospitalización.
Desprendimiento de la placenta
El desprendimiento de la placenta se produce cuando esta se separa de la pared uterina interna, lo que puede ocasionar sangrado, contracciones o sensibilidad uterina.
El tratamiento dependerá de la gravedad del desprendimiento, que puede ser leve, moderada o grave, y de lo avanzado que esté el embarazo. En los casos graves, cuando el feto no puede recibir el oxígeno y los nutrientes que necesita para sobrevivir, puede requerir un parto prematuro.
Anemia por deficiencia de hierro
Si estás embarazada, tienes más riesgo de padecer anemia por falta de hierro, un trastorno que se caracteriza por la falta de glóbulos rojos sanos que transporten la cantidad de oxígeno adecuado a los tejidos del cuerpo.
Durante el embarazo, es necesario duplicar la cantidad de hierro para fabricar más sangre y suministrar más oxígeno al bebé. Si no tienes suficientes reservas de hierro o no consumes suficiente hierro durante el embarazo, puedes padecer anemia por deficiencia de hierro.
Infecciones del tracto urinario
La infección del tracto urinario (ITU) es quizás la complicación médica que más frecuentemente aparece durante la gestación y que, además, puede tener una repercusión importante tanto para la madre como para la evolución del embarazo.
Desde el punto de vista clínico, puede presentarse tanto como infección sin síntomas o bien con síntomas tales como dolor o ardor cuando orinas, fiebre, cansancio, temblores, impulsos seguidos de orinar, presión en el vientre inferior, orina con fuerte olor, turbia o rojiza, náuseas o dolor de espalda.
Hipotiroidismo
El embarazo influye de forma notable en la función de la glándula tiroidea. Una tiroides que funciona con normalidad y tiene un aporte de yodo adecuado se adapta a las nuevas necesidades aumentando la producción hormonal. En gestantes, con una reserva tiroidea limitada previa o en caso de una dieta deficitaria en yodo, el embarazo puede dar lugar a la aparición de un hipotiroidismo.