Videos: Entre llanto y dolor, va a la tumba adolescente malogrado por cura

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Velatorio y entierro del joven es Fernely Carrion Saviñon quien habría sido asesinado a martillazos y puñaladas, por el sacerdote solo identificado como el padre Ervin. 08-08-17 Foto: José Adames Arias.

Entre gritos y llanto, fue enterrado ayer en el cementerio de Villa Mella, el cadáver de Fernely Carrión Saviñón, un monaguillo de 16 años asesinado el viernes por el cura Elvin Taveras Durán.

El acusado confesó ante el Ministerio Público, que cometió el hecho en la casa parroquial de Hainamosa, Santo Domingo Este, donde oficiaba servicios religiosos. También confesó que arrojó el cadáver en la carretera Guerra-Bayaguana.

Los testimonios recogidos permiten reconstruir la historia que condujo a la tragedia.
Indican que el adolescente recibía dinero del cura, a cambio de servicios sexuales y de callar la situación, que llevaba ya varios años.

Según el sacerdote, las sumas eran de hasta 180 mil pesos, y con ese dinero, el joven adquiría celulares muy costosos.
Sin embargo, en las últimas semanas Fernely lo habría chantajeado para que le diera más dinero, amenazándolo con divulgar vídeos y fotos de ellos, en actos sexuales.

No solo eso: también publicó instantáneas en las redes sociales, donde aparecía con su novia, identificada como Manuela. Esto habría despertado los celos y la vocación criminal del presunto matador.

En todo caso, el sacerdote insistía en la relación, y por eso llamó a Fernely la mañana del viernes y lo invitó a la parroquia de

Hainamosa, para darle más plata. Le dijo que tomara un taxi, que él lo pagaba.

Así lo hizo el joven, quien se presentó a la casa parroquial. Una vez allí, y luego de tratos con el religioso, se quejó por el dinero que este le dio, y le reclamó más. Entonces se armó un forcejeo y el cura, enfurecido, le propinó martillazos y le infligió puñaladas, hasta que lo dejó sin aliento.

Mientras la víctima estaba con el párroco, su familia no mostraba preocupación, puesto que aquél le había informado que se quedaría en la casa de su novia. La noche anterior había estado con ella, y ese día haría lo mismo.

No obstante, la tragedia impidió que Fernely lograra su propósito. Desde la mañana del viernes, nadie supo más de él, hasta que su cadáver fue encontrado en un lugar apartado.

Las sospechas surgieron porque él no apareció el sábado. Entonces la familia acudió a la Policía y buscó en destacamentos y centros médicos. Fue el domingo cuando recibieron la noticia del hallazgo.

El sacerdote, en tanto, fue apresado el lunes por el Ministerio Público, que se presentó a la parroquia.

Allí le dijeron al fiscal que el párroco no estaba, pero un pariente de la víctima identificó su carro, y lo arrestaron. Él solo dijo que acababa de llegar, y fue conducido al destacamento Felicidad de Los Mina, en Santo Domingo Este.

En tanto, familiares de la víctima acudieron ayer a la extensión del Inacif situada en el Cementerio Cristo Redentor, donde les iban a entregar un cadáver que no era el de Fernely.

Se informó que ese cadáver habría aparecido en la misma zona en que fue hallado el del joven. Se presume que aparecieron cuatro cadáveres más.

Finalmente, el Inacif que funciona en el Hospital Marcelino Vélez Santana, Santo Domingo Oeste, identificó el cadáver y se lo entregó a la familia.

El féretro llegó a las 4:00 de la tarde a la casa de la familia, ubicada en la calle La Gioconda, del sector El Torito, en Santo Domingo

Norte.
La llegada fúnebre produjo llanto y desesperación entre parientes, amigos y relacionados, quienes gritaban a lágrima viva y solo pedían justicia contra el responsable.

Uno de ellos era Cristobalina Ozuna, la abuela paterna del occiso. Aunque exige justicia, reconoce que la inexperiencia del joven le impidió denunciar a tiempo la situación, y entonces “siguieron pecando”.

La mujer sabe que nadie podrá ya revivir a su deudo, pero está segura de que si él lo hubiera dicho, la cosa no habría provocado luto.

Testimonios. Fernely Carrión Saviñón cursaba el segundo de bachillerato y pernoctaba tanto en la casa de su abuela Ana Núñez, como en la de su madre. Esta última está ubicada en Los Compadres, del sector de Santa Cruz, también en Santo Domingo Norte. De allí salió para encontrar la muerte de forma violenta.

Parientes y amigos lo definieron como tranquilo y dijeron que su relación con el cura era normal, pues nadie sospechaba lo que estaba pasando.

También anotaron que el adolescente era tranquilo y le gustaba bailar hip hop. Asimismo, explicaron que la víctima lideraba un grupo artístico y hacía presentaciones.

Sus padres eran Freddy Carrión y Rosanny Saviñón. Tenía dos hermanos: Freddy Carrión Saviñón y Alexander Saviñón. Este último era su hermano de madre.

Como monaguillo participaba en oficios religiosos en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, de la Urbanización Máximo Gómez, en Santo Domingo Norte.

La procesión y el cementerio. La marcha fúnebre, que partió desde El Torito, recorrió kilómetros hasta arribar al camposanto. Allí hubo más llanto aún, y algunos le rociaron cerveza al ataúd y lo cubrieron con una franela deportiva.