Es hora de reaccionar al deterioro de las playas

Es hora de reaccionar al deterioro de las playas

El capital que la naturaleza aporta con estratégico valor para el país y que está situado en tramos del litoral de frescas aguas y sol, no tiene su futuro cien por ciento asegurado. La muerte de corales preservadores, los comportamientos climáticos extremos y la ausencia de medidas preventivas han convertido a las playas dominicanas en un bien peligrosamente perecedero. Lo más urgente es recurrir a técnicas de ingeniería para enfrentar el proceso de erosión del atractivo central, y más determinante, de la actividad turística, inigualable motor de la economía. La voz de alarma ha surgido del propio Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales que no reaccionaría de esta enfática forma si se tratara de un mal secundario y manejable. Una luz roja está encendida para la industria sin chimenea con cuestionamientos al modelo de infraestructuras seguido al invertir para atraer vacacionistas. Se reportan avances espectaculares de la erosión al punto de que ya algunos hoteles importantes han perdido gran parte de sus bordes de playa. El Ministerio ya escogió un camino para atenuar consecuencias que no sería de imposición unilateral sino como resultado de un diálogo con el empresariado para que a partir de ahora toda estructura que pudiera impactar al medioambiente tome en cuenta los problemas que puedan generarse a futuro. Varios destinos turísticos relevantes del país están viendo que sus playas sufren erosión tanto por fenómenos que escapan al control humano como por inobservancias, o ausencia, de medidas regulatorias sobre el uso de las orillas del mar. Por de pronto está acordado iniciar una evaluación balneario por balneario para diseñar las medidas de protección para cada caso. La preocupación por los suelos de playa que se deterioran no es exclusiva de las autoridades. Las propias gerencias hoteleras admiten, al menos privadamente, que la sostenibilidad de sus negocios está amenazada con riesgos para la competitividad. El liderazgo regional del turismo dominicano debe ser puesto fuera de peligro con reafirmaciones de compromiso con la defensa de los recursos naturales antes de que sea tarde.