Por Mario Méndez

Dos noticias positivas sobre la agroindustria del cacao acaban de ser anunciadas. Por un lado, el Banco Agrícola y el Banco Centroamericano de Integración Económica han dado a conocer la ejecución de un programa de préstamos de 60 millones de dólares a productores de varios productos agrícolas, incluido el cacao, y por otro lado, el Ministerio de Agricultura y el CONIAF han hecho el anuncio, no menos relevante, de que han convenido en lanzar 16 proyectos de investigación para fortalecer y mejorar los aspectos fitosanitarios y la productividad de varios productos, que también incluyen al cacao.

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Por la importancia que ha alcanzado el país en el mercado mundial del cacao, por contar con precios a niveles históricos y por las expectativas de que estamos ante un mercado que será bueno por mucho tiempo, dados los problemas que afectarán la oferta ante una vibrante demanda, debemos emprender cuantas acciones integradoras sean necesarias para hacer de esta una agroindustria estratégica. En el año 2001, en el que eran US$70 millones, pero en los últimos cuatro años superaron los 200 millones de dólares al año (217.9 millones en 2021, US$226 millones en 2022 y US$210.93 millones en 2023).

¿Cuáles son los desafíos? Que se eleve la productividad, que está estudiada y es muy baja; que haga énfasis en las prácticas agrícolas amigables con el medio ambiente (hay la amenaza, por ejemplo, de que la Unión Europea suspenda las importaciones desde países donde se produzcan daños al medio ambiente), que se siga trabajando una reducción en el costo de las certificaciones de cacao orgánico (renglón que RD lidera), que los beneficios de la industria lleguen a los agricultores y que se evite al país la entrada de plagas devastadoras, como Moniliasis y la Escoba de Bruja. Si se hace todo esto, la meta de exportar 500 millones de dólares es alcanzable en un tiempo no tan lejano, a lo cual también ayudarán los precios.