Solo son necesarios dos dedos de frente y cinco centavos de sentido común para llegar a la conclusión de que la única manera de que los tentáculos del pulpo pudieron llegar hasta donde llegaron era con la complicidad, la anuencia o la tolerancia, por acción u omisión, del Presidente de la República, lo que evidencia el hecho de que le vendió mas de 200 millones de pesos en combustibles a la Policía a pesar de no contar con el permiso correspondiente, o que dejara de entregar decenas de millones de pesos en equipos a los hospitales públicos que suplía sin que nadie le reclamara por lo pagado y no entregado.
Por eso no debe sorprender ni extrañar que al momento de presentar acusación contra Alexis Medina Sánchez y demás acusados el Ministerio Público dejara establecido en el expediente que el principal imputado de haber creado un entramado corrupto que estafó con miles de millones de pesos al Estado dominicano, lo hizo “bajo el escudo protector y el apoyo de la Presidencia de la República que encabezó su hermano, Danilo Medina Sánchez”.
Que la dirigencia del PLD sea incapaz de ver, o que eso nos quiera hacer creer, lo que está viendo todo el mundo tampoco debe sorprender ni extrañar, ni que siga insistiendo en el ridículo argumento de la persecución política para defender a los exfuncionarios acusados de corrupción; es lo que pasa cuando se cae tan bajo, y en lugar de tratar de salir del hoyo se escoge seguir cavando para hundirse más en el lodazal.
Después que la Cámara de Cuentas nos permitió conocer los alcances de los tentáculos del pulpo y la forma en que operaba, según el Ministerio Público, el entramado corrupto que dirigía su hermano menor, había que esperar que al exmandatario se le incluyera en el expediente.
Aunque solo sea para que responda en audiencia la pregunta que quisieran hacerle en la cara tantos ciudadanos: ¿cómo fue posible que estando siempre tan bien informado no se haya enterado de sus andanzas?