Existen personas que se olvidan del pasado y no valoran el presente de forma objetiva. Entre otras razones, porque les conviene. Y dentro de esas posibles conveniencias, al tener solo un objetivo, adquieren enfoque tubular y pierden las perspectivas. Y mediante análisis tubulares pretenden que los demás olviden el pasado y se confundan. No necesariamente como dicen algunos, porque el dominicano tiene mala memoria, sino fundamentalmente porque les conviene distorsionar cuando lo entienden necesario.
Eso ocurre en todos los aspectos de la vida, pero adquieren connotación especial en lo relativo a la política, particularmente durante los procesos electorales. Porque en medio de los ajetreos de campaña, en los cuales cada grupo o aspirante pretende posicionarse, se acrecientan los temas del presente, dejando de lado lo que ocurría hace unos años o durante otros períodos de Gobierno. Y eso, aunque algunos podrían entender que es parte del juego democrático o político, no debe permitir que se distorsione la realidad para acomodar situaciones que si se analizan o comparan, carecen de coherencia política.
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En el país se han producido avances. Algunos mayores que otros. Pero en su conjunto, si se valoran sin mezquindad, es indudable que han sido positivos. No necesariamente para unos, sino para la generalidad. Sobre todo en lo que respecta a la institucionalidad democrática, el respeto y la lucha contra las malas acciones.
Otro de los avances lo constituye el proceso electoral mismo. Porque hoy todos los actores pueden hacer campaña sin reservas, sin coacción. De la tendencia que sea. Y solo eso, representa mucho para el desarrollo social, económico, político y social.
Hoy día, se puede decir y hacer mucho más incluso de lo que debería estar permitido y sin embargo no se producen escarceos de ninguna especie. No hay persecución ni represión política. Y eso tiene mucho más valor que otros asuntos que por conveniencia se resaltan en las campañas.
Dentro de tres días el país tendrá elecciones para escoger las autoridades municipales en el país entero y todo está normal. Los candidatos hacen y dicen lo que quieran. Las redes están inundadas de informaciones. En los “colmadones” y en diferentes centros donde se concentran ciudadanos, los simpatizantes de unos y otros partidos se juntan y lo hacen de forma natural. Incluso discuten menos que de pelota. Y eso representa un gran avance. Porque el país se ha puesto pantalones largos en materia democrática. A pesar de cualquier caso aislado que ocurra. Porque la mentalidad oficial, o sea, la cabeza, tiene conciencia democrática.
La Junta Central Electoral está haciendo su papel. Los partidos están realizando las actividades propias para ese evento y la ciudadanía irá a votar en un ambiente de paz y civismo, lo cual representa un avance increíble. Sobre todo comparado con lo que ocurre en otras áreas o latitudes. Y eso, repito, es digno de ser reconocido, pero analizando o tomando en cuenta lo que ocurría en años anteriores.
Quiérase o no, el país ha avanzado y la sociedad hoy tiene más conciencia del valor de la institucionalidad democrática. Y gracias a Dios tenemos un gobierno encabezado por quien tiene formación democrática, institucional y familiar.