El expresidente de Bolivia, Evo Morales, dijo este jueves que los países europeos deben pedir “perdón a los pueblos indígenas y africanos”, luego de que el Vaticano renegara de la denominada “Doctrina del Descubrimiento”, que amparó desde el siglo XV la colonización de América y África.
“Después de más de 500 años, la Iglesia Católica rechaza la mal llamada ‘Doctrina del Descubrimiento’ que justificó los genocidios, robos y atrocidades contra los pueblos indígenas y africanos de la colonización europea”, escribió Morales, considerado el primer presidente indígena en la historia de Bolivia, uno de los países con mayor población originaria.
“Nunca hubo descubrimiento, hubo asalto criminal imperialista”, agregó en su cuenta de Twitter.
“La ‘Doctrina del Descubrimiento’ no forma parte de la enseñanza de la Iglesia católica”, señaló la Santa Sede en un comunicado conjunto del dicasterio (ministerio vaticano) para la Cultura y la Educación y el de Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Esta doctrina ya desde finales del siglo XV, con varias bulas papales, puso las bases para la conquista “en nombre de Dios” de América y África, por parte de potencias como la española o la portuguesa.
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Por ejemplo, el papa Nicolás V con su bula “Dum Diversas” (1452) otorgó “permiso pleno y libre” a la Corona portuguesa para “capturar y subyugar sarracenos y paganos” en su expansión africana.
Mientras que el pontífice Alejandro VI Borgia bendijo con su bula “Inter Caetera” (1493) la llegada a América de los españoles, un año después del primer viaje de Cristóbal Colón, y estipuló el reparto de dominios, contendidos entre Castilla y Portugal.
En ese sentido, Morales afirmó que “sería bueno que países europeos que amasaron sus fortunas con la colonización pidan perdón a los pueblos indígenas y africanos».
“Tengan la dignidad de detener sus políticas colonialistas e intervencionistas. Bolivia aún recuerda la actuación de países europeos en el golpe de (la expresidenta interina Jeanine) Añez”, dijo.
Para el oficialismo boliviano, la crisis de 2019 fue un “golpe de Estado” contra Morales, mientras que para la oposición se debió a un fraude electoral para favorecer al entonces presidente y que lograra acceder a un cuarto mandato consecutivo.
La relación entre la Iglesia católica y el Gobierno de Bolivia ya era tensa en la gestión de Morales (2006-2019) y se ha vuelto aún más distante en la Administración del presidente Luis Arce.