En general, las alianzas como estrategia esencialmente de sobrevivencia en procesos electorales a la postre no impiden el naufragio de las colectividades que las integran. Ello así, porque independientemente de los resultados al final las diferencias originarias suelen mantenerse, además de a veces potenciarse dramáticamente. Es esa la perspectiva de la alianza que acaban anunciar los partidos FP- PLD y la sigla PRD. En esencia, lo mismo vale para otras que hacen varias pequeñas agrupaciones por razones de sobrevivencia al cobijarse en partidos que por su cuerpo electoral le facilitan el o los representantes para mantener su vital personería jurídica.
Danilo Medina en esencia lo admite cuando dice que de esos dos partidos aquel que quede en un tercer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, iniciará el camino hacia su extinción. Los números de la última encuesta Gallup indican que será el suyo, al tiempo de indicar que el que quede en segundo lugar en la primera, ineluctablemente quedará en ese mismo puesto de darse una segunda vuelta, también son fatales para los candidatos presidenciales FU-PLD y para el futuro de esas colectividades, el del primero tiene una intención de votos de 27.4% y el del segundo 13.5%, sumados llegan apenas a un 40.9%. Demasiado lejos del 55.2% que le da esa encuesta a Abinader.
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Las tasas de rechazo, Leonel Fernández tiene un 35.7% y Abel Martínez 22.7%, que sumados arrojan un mortal 58.6%. Nadie remonta ese déficit. Además, es evidente que los candidatos FU-PLD van en declive, sobre todo el del segundo. No creo que sería descaminado afirmar que esa tendencia se ha agudizado después del anuncio de intención y posteriormente de la oficialización de una alianza que sólo rescata y potencia el rechazo de una significativa parte de lo que fue el cuerpo electoral del PLD, sin menospreciar el que provoca en la conciencia de sectores de ambos partidos.
Todo indica que uno de los dos principales integrantes de esa alianza camina hacia el despeñadero, el tercero, que dice ser vocero por allí se fue hace mucho tiempo. Danilo ha sido errático en sus últimas cuatro decisiones: la ruptura con Leonel, las imposiciones de dos pálidas candidaturas (en el 20 y ahora) en desmedro (traición dicen algunos) de dirigentes con profundo arraigo en el PLD, y ahora con una alianza que por inconveniente es incierta. La obstrucción a esos dirigentes me hace recordar la que se le hizo a Peña Gómez en su mejor momento y posteriormente a Milagros Ortiz, Hatuey Decamps y en gran medida a Hugo Tolentino, algo que debe considerarse cuando se analice la desaparición del entonces PRD…