¿Ha entrado en “declive” la cultura en la República Dominicana?

¿Ha entrado en “declive” la cultura en la República Dominicana?

§ 1. Para responder a la pregunta del título de este artículo, no me lo creo. Especialmente en El sujeto dominicano (SD: APEC, 2011) he afirmado que en cada época ha habido cultura frívola. En otras obras, artículos y ensayos he repetido siempre este aserto, pero la cultura frívola nunca había asentado sus reales, ni a principio de siglo XX con los “años locos” con el vigor y la intensidad de un proyecto político-económico e ideológico como fue el que se instaló a escala planetaria partir de la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a inicio de 1990.

§ 2. Después de la caída de la dictadura trujillista hubo un ansia extraordinaria de parte de la juventud por leer a los dominicanos y extranjeros que en el exilio habían explicado en libros cómo se instaló el trujillismo luego del cataclismo de la dictadura de Ulises Heureaux, la violencia que siguió al su asesinato de Lilís y el fracaso de los gobiernos de Cáceres, Jimenes, Vásquez y la intervención militar yanqui de 1916 a 1924 en el marco de la dominación estadounidense del arco de las Antillas y el resto de América Latina, dominación que se extendió hasta el fin de la Guerra Fría y ha continuado con vaivenes larvarios hasta la implantación del neoliberalismo y la globalización y su proyecto cultural light a escala planetaria. Una racha de gobiernos que llaman izquierdistas ha surgido en América Latina (el último en Colombia con Gustavo Petro). Pero ninguno de estos gobiernos tiene por meta instaurar un socialismo democrático sin marxismo-leninismo y que le ponga un coto a la dominación estadounidense en nuestras formaciones sociales. De ahí que con todos los gobiernos llamados “de izquierda” hay una sospecha de que no van a llegar muy lejos porque el poder oligárquico surgido con la primera independencia de los países latinoamericanos está intacto incluso aunque haya entrado en crisis momentánea y haya sido derrotado en las urnas por esas fuerzas “de izquierda”. Y la sospecha es que ninguno de esos presidentes de izquierda llega a tener mayoría absoluta, no digo siquiera relativa, en los Parlamentos o Congresos Nacionales. De ahí su debilidad para emprender reformas radicales o a veces reformistas y mucho menos orientados a crear Estados nacionales verdaderos. Y hay que decirlo con toda la contundencia: En América Latina, los pueblos no tienen conciencia política ni conciencia nacional, sin las cuales no es posible la creación de un Estado nacional verdadero, tarea que he dejado a la segunda independencia de América Latina que deberá ser anti-oligárquica e inseparable de la poética y su partido del ritmo.

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§ 3. Aquella glotonería de la juventud de todos los partidos y agrupaciones partidarias o no encontró su primer tropiezo con el derrocamiento del Gobierno de Juan Bosch en septiembre de 1963. Congelamiento y depresión que culminó con la derrota y muerte de los alzados de Las Manaclas, la instauración de la dictadura oligárquica de Donald Reid Cabral y la persecución de las ideas comunistas, socialistas liberales e incluso socialcristianas y de los partidos que las representaban. Aquella represión abrió las puertas de la conspiración cuyo éxito culminó el 24 de abril de 1965, pero la rápida intervención militar de la Persia del siglo XX frustró aquel ideal democrático-burgués llamada vuelta a la constitucionalidad sin elecciones y reposición del Gobierno de Bosch hasta cumplir su mandato y llamar a nuevas elecciones. Entre la dictadura comisaria de García Godoy y la imposición de Joaquín Balaguer como presidente desde julio de 1966, sumió a la juventud glotona de cultura y saber en la desorientación total y la fragmentación de todos los partidos de izquierda que participaron en la revuelta de abril, inexperta al fin porque no tuvo tiempo de madurar teorías políticas marxistas y no marxistas, fue diezmada rápidamente por la acción eficaz de las fuerzas represivas combinadas del Gobierno y los servicios de espionaje estadounidenses, más el visado masivo de una mano de obra barata y de los revolucionarios que quedaron vivos, forma perfecta de desactivar y desmovilizarlos políticamente y mostrarle el camino cristiano del “American way of life”, y vaya usted a ver si le dio resultado el vermífugo que hoy la población dominicana en los Estados Unidos, sin contar los ilegales, ronda más de dos millones de sujetos.

§4. Pese a la matanza combinada del Gobierno de los 12 años y los servicios de contrainsurgencia estadounidenses, del seno de los jóvenes sobrevivientes de aquellos partidos que combatieron el golpe de Estado en contra de Bosch, surgió una intelectualidad que pasó por las aulas universitarias dominicanas y de los países socialistas o capitalistas de América Latina y Europa y cuyo núcleo grueso se formó en la Escuela de Sociología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Es esa juventud la que se encargará de plantearse en libros, ensayos y publicaciones en revistas el análisis científico de la realidad social dominicana entre los decenios de 1970 y 1980. Con Franklin Franco en la Dirección de Investigaciones Científicas y su revista Ciencia, y Luis Gómez Pérez con la creación del Centro para el Estudio de la Realidad Social Dominicana y su revista Realidad Contemporánea, más la combinación de Emilio Cordero Michel en la Dirección de Publicaciones de la UASD formaron la troika que revivió a la juventud estudiosa y, ahora, ávida de analizar la formación social dominicana desde sus orígenes coloniales hasta el presente de aquellas dos décadas. Y la obra seminal que vino a desencadenar la euforia por los estudios de la realidad dominicana desde los métodos marxistas y no marxistas fue Composición social dominicana, de Juan Bosch, publicada a inicio de 1970 y más tarde Historia de la pequeña Burguesía en la República Dominicana, Clases Sociales en la República Dominicana, para el área del racismo y el antihaitinismo, las obras de Hugo Tolentino Dipp y Franklin Franco Pichardo. Y por supuesto, el Informe sobre la RD, de José Cordero Michel, La era de Trujillo, de Galíndez y La República Dominicana: análisis de su pasado y su presente, de Juan Isidro Jimenes Grullón, La revolución haitiana, de Emilio Cordero Michel.

§ 5. La hornada de jóvenes que salieron de las aulas de la UASD o de universidades extranjeras y que coadyuvaron a que el discurso político y el discurso historiográfico no cayeran en el mal “bound” de la repetición de la metodología trujillista o de la cultura light que ya había sido analizada en sus pormenores más profundos por Guy Debord. No sería ocioso citar nombres y obras de los jóvenes que cambiaron la forma de analizar la realidad dominicana a partir de los discursos político, social, económico en aquellos dos decenios: José del Castillo Pichardo, Isis Duarte, Walter Cordero, Otto Fernández, Miguel Cocco, Max Puig, Pedro Catrain, José Oviedo, Franc Báez Evertz, Ramonina Brea, Roberto Cassá, Wilfredo Lozano, Rubén Silié, Vanna Ianni, Fernando Pérez Memén, Dagoberto Tejeda, por citar los nombres de más viso.

Esta ola dialéctica en contra del historicismo del siglo XIX y el trujillismo que se prolongó hasta Balaguer y sus 12 años sufrirá un duro revés con los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano y del Partido de la Liberación Dominicana. Contados con los dedos de la mano, y sobran dedos, pocos serán los intelectuales de estas dos décadas (1970.1980) los que mantendrán incólume su personalidad persistente y mantendrán su estrategia de lucha contra el Poder y sus instancias, tal como lo teorizó Foucault al describir la misión del intelectual.

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Casi todos nuestros intelectuales de aquellas dos décadas se quedaron sin discurso a la vuelta de los triunfos del PRD y del PLD y una parte gruesa entró a colaborar voluntariamente con esos gobiernos y otra, la más escrupulosa, fue seducida por los cantos de sirena del Poder y la acumulación marxista que tanto estudiaron en aquellos años se tornó en una justificación para el enriquecimiento o dar cumplimiento al credo trujillista inventado por Abelardo René Nanita en la Era de Trujillo y que rezaba: Prohibido estar abajo. El desencanto, el malestar en la cultura y la desorientación del sentido que implicó la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética y los países socialistas del Este realizaron el trabajo de la transición pacífica de estos intelectuales a los partidos del orden y como en el cuento de Bosch, “La mancha indeleble”, entregaron su cabeza a los jefes de los partidos, porque ya no había razón para pensar y ser crítico del Poder y sus instancias. Fue entonces cuando sucedió el feliz encuentro de estos intelectuales con la cultura light y la abdicación total de los intelectuales que iniciaron la transformación ideológica de los discursos historicistas y positivistas dominicanos. (CONTINUARÁ).