Haití no tiene y no puede estructurar, contextualizar o viabilizar una salida o gerenciar la alternabilidad, ni la gobernanza sostenible, para darle respuesta mínimamente aceptable al caos, desorden, problemas de endogrupos, pandillas y bandas armadas que imponen y deciden quién vive o muere, o quién paga para que lo protejan, de lo contrario le secuestran, le asesinan o le queman la familia y los negocios.
Para Canadá, Francia, la ONU o la OEA, intervenir a Haití no es rentable, no existe el ganar-ganar, no hay retorno, y, mucho menos, garantía de sostenibilidad en el tiempo. Las intervenciones y las guerras se producen donde no hay petróleo, oro, minerales, agua, o lugar estratégico para la geopolítica o el control de otro país.
Por mas que el presidente Abinader ha insistido que intervengan a Haití, o que en la Republica Dominicana no existe la solución al problema haitiano, la respuesta es el silencio; pero al mismo tiempo, mandan a salir de Haití a sus ciudadanos para garantizarles la vida.
Eso es lo que se ve; esperar, dejar el conflicto y el caos que se acreciente, las bandas y el anarquismo se desborde para generar un conflicto entre países fronterizos, para luego intervenir a su forma, a sus viejas costumbres, a negociar con los Estados, o imponer medidas para obtener ventajas y beneficios.
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Lo que no se ve, crear el motivo, los medios y el problema, para luego victimizar a los haitianos, hablar de explotación, racismo, discriminación, deshumanización o imponer sanciones o presionar para que abran la frontera, ofrezcan servicios de salud, educación, comercio y derechos a los haitianos ilegales por un problema de humanización y de derechos universales, consignados en los nuevos tratados migratorios.
La estrategia es la que no se ve, debilitar y confrontar adentro, victimizar a los haitianos, culpabilizar y responsabilizar a República Dominicana de las problemáticas de Haití, o quitarle o negarle derechos de Estado dominicano, y dejar que el conflicto aborte una tragedia para sancionar o intervenir donde pueden negociar, o ganar a su forma y estilo.
Las bandas están penetrando a República Dominicana, el desorden y la imposición del desvío del río Masacre es parte de lo que se ve, pero quienes hacen la resistencia y la planificación para el uso de esas aguas, no son las bandas haitianas, es la inversión y comercio de grupos internacionales.
España le ha cerrado su frontera a Marruecos, Estados Unidos a los mexicanos, guatemaltecos y salvadoreños; Italia y Portugal han puesto límite y control a los africanos y de Senegal. La ONU, OEA y la Unión Europea no han planteado políticas de racismo, de violación o sanciones con los controles¡ migratorios de esos países.
El Estado dominicano tiene que garantizar sus derechos, proteger y cuidar su frontera y tener control de que las bandas haitianas no impongan el desorden y el caos en la frontera y el resto del país.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió a la ONU intervenir lo más pronto posible a Haití. Kenia espera por la ONU y la ayuda de otros países para la intervención Haití.
El presidente Luis Abinader tiene años solicitando la ayuda internacional para el pueblo haitiano, ha logrado el compromiso internacional; solo falta la acción, mientras tanto, todos los dominicanos como nación debemos estar unificados con el Estado y el presidente dominicano.