Algunos de los 800 haitianos que buscaban llegar a Estados Unidos irregularmente y recalaron en Cuba esta semana aseguraron el jueves que huían de la violencia en su país.
Según relató uno de ellos a The Associated Press, fueron engañados por contrabandistas que les mostraron imágenes de un crucero cobrándoles miles de dólares por la travesía antes de apilarlos en un barco desvencijado y abandonarlos a la deriva.
Este es el mayor arribo de personas procedentes de Haití a las costas cubanas y de los más grandes contingentes que se tenga noticia en medio de un incremento de un éxodo provocado por violencia e inestabilidad económica y política en aquella nación caribeña.
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“Nos engañaron. En mi caso me dijo (un traficante) que en el barco iba a tener 200 o 300 personas y en un barco grandote es algo normal, pero cuando uno está ahí adentro no sabes la cantidad de personas que va a subir”, dijo a la AP Maximaud Cherizard, quien habló en español y ayudó a traducir a compatriotas que solo hablan creole.
“Nos dio pena cuando llegamos (a Cuba) y miramos para atrás y vimos cómo estaba el barco y dijimos `uuhhh’ había gente hasta en el techo”, agregó el ingeniero de 34 años, que viajó con un hijo de siete años, su esposa y la hermana de ésta desde la localidad de Cabo Haitiano.
Las 842 personas que fueron rescatas el martes por guardacostas y otros servicios del Ministerio del Interior de Cuba en las inmediaciones de Caibarién, provincia de Villa Clara —a unos 300 kilómetros al este de la capital—, están alojadas en un antiguo campamento de veraneo.
Según dijeron al menos tres migrantes a la AP, el grupo salió de Isla Tortuga, al norte de Haití, luego de esperar allí casi dos meses. La noticia de la supuesta oportunidad de ir a Florida se transmitió de boca en boca y para sumarse pagaron unos 4.000 dólares.
Antes de abordar los llevaron en una pequeña barca desde tierra en la madrugada del sábado y les quitaron los teléfonos argumentando que la señal los haría detectables a la guardia costera estadounidense.
Cherizard dijo que reclamó que no era lo que le habían prometido. “Me enseñaron una foto de un barco que no era este barco y luego me dijeron que era pintura. `Es lo mismo, solamente la pintura”’. La nave no tenía un nombre visible.
La familia de Cherizard fue colocada en un camarote con otras personas con poco acceso al resto de la nave y cuando se produjo el abandono del barco por el capitán en alta mar –en algún momento de la madrugada del martes– no pudieron ver, pero escucharon que algunos migrantes trataban de tomar el control para no morir.
La víspera otro viajero llamado Joyce Paul, de 19 años, indicó que desde que el capitán se marchó en otra nave pequeña, el barco comenzó a ladearse. Los haitianos hicieron señales con linternas hacia la costa cubana para ser rescatados.
En los días previos, 15 personas se arrojaron al mar dado las condiciones de hambre a bordo, afirmó Paul. No hay una versión oficial de los hechos.
Entre los migrantes hubo 70 niños, incluido lactantes, informaron las autoridades cubanas.
“En Haití no hay futuro para los bebés”, dijo a la AP Loverie Horat, de 30 años y madre de una niña de 24 días de nacida que vino desde Puerto Príncipe junto a su esposo en el barco. La mujer habló en creole y fue traducida por Cherizard.
Todos alegaron que la inseguridad, los crímenes y torturas de las bandas y un contexto de pobreza los arrastró a migrar. Paul dijo que pandilleros habían matado a sus dos hermanas.
“No puede salir a la calle por las locuras de los bandidos, no se puede caminar”, agregó angustiado Cherizard. “Hay guerra afuera. Vas a morir, a perder un miembro de tu familia”.
Debido a las corrientes marinas y los vientos, algunas operaciones de contrabando hacia Estados Unidos terminan en las costas cubanas. No suele informarse oficialmente sobre todos los arribos aunque en los últimos meses las autoridades en La Habana reconocieron un incremento de las llegadas. Los migrantes suelen ser devueltos de acuerdo con los convenios binacionales.
Los haitianos llegaron a Cuba en momentos en que la propia isla sufre una fuerte crisis económica con desabastecimiento de comida, medicinas y combustible y una migración récord hacia Estados Unidos. “Ha sido un verdadero reto esta ayuda humanitaria”, dijo a la AP Andy Borges, miembro de la oficina de Protección Civil del Municipio de Corralillo, donde está el campamento.
Los cubanos acudieron a médicos que habían trabajado en Haití para que atiendan a los migrantes. De momento nadie grave, pero hay muchos deshidratados o con laceraciones en la piel. Se les entrega alimentos y aseo.
Las tripulaciones de la Guardia Costera de Estados Unidos interceptaron a unos 4.500 haitianos desde octubre del año pasado. Muchos intentaban desembarcar en los cayos en embarcaciones sobrecargadas. Más de 3.000 de esos migrantes fueron capturados desde mediados de marzo, lo que indica que el ritmo se ha acelerado en la primavera boreal