Hegel: el espíritu absoluto, la dialéctica, el amo y el esclavo

Hegel: el espíritu absoluto, la dialéctica, el amo y el esclavo

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) es el principal representante del idealismo filosófico alemán del siglo XIX. Declara en sus textos que la realidad es un constructo mental relacionado con las ideas, indistinguible e inseparable de la percepción. Proclama, además, que la naturaleza y el espíritu son lo absoluto; que el espíritu absoluto no está acabado sino en proceso de evolución, en movimiento, en proceso dialéctico. Refiere que es actividad de la razón, es una gran conciencia que abarca todo el universo y que aspira llegar a ser perfecto. Al hablar de espíritu universal o de la razón universal, Hegel se refiere a la suma de todas las manifestaciones humanas. Con este significado, habla del curso del espíritu universal a través de la historia. Se basa, sobre todo, en tres premisas principales: “todo lo real es racional y todo lo racional es real; lo absoluto es el todo de la existencia; la dialéctica es la vía para conocer la realidad” (Hegel, 2015).

En su juventud asistió al seminario protestante de Tubinga junto a sus amigos, el poeta Friedrich Hölderlin y el idealista objetivo Friedrich Wilhelm Joseph Schelling. Los tres recibieron influencias de Kant, así como de Gottlieb Fichte. Fue ferviente lector de las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant y Rousseau. Dentro de sus publicaciones mencionaremos las que para el caso que nos ocupa nos parecen las más importantes: Fenomenología del espíritu (1807); Ciencia de la lógica (1816); Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817). Hacemos notar que Hegel es conocido, sobre todo, por: el idealismo absoluto, la dialéctica hegeliana, la dialéctica del amo y el esclavo…

En cuanto al idealismo absoluto, el filósofo refiere que el idealismo no puede ser sino absoluto, es decir, debe incluir en sí mismo el momento del ser y, con él, la realidad de las cosas que el sujeto conoce, además de tomar conciencia de la unidad intrínseca de ambos. Por otro lado, la dialéctica hegeliana es un método para analizar la realidad. Se trata del punto de partida de un nuevo conocimiento. Según Hegel (1969): “Si no hay contradicción, no hay evolución; si no hay contradicción no hay mañana”. Refiere que para alcanzar la verdad hay que pasar por los tres pasos de la dialéctica: tesis (posición inicial, afirmación, el ser); antítesis (posición contraria, la negación, la Nada) y la síntesis (posición final, se supera la contradicción, es la negación de la negación, el devenir). Afirma que es necesario hacer conciencia de la intercausalidad; de las leyes de conexión universal objetiva; de la lucha y la unidad de los contrarios; y de las transiciones y las transformaciones de la naturaleza y la sociedad.

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«El cambio es una característica de todos los sistemas y de todos los aspectos de los sistemas» (Levins & Lewontin, 1985, p. 275). Esta frase se refiere a que el cambio y la inestabilidad son la norma y que la apariencia de estabilidad o equilibrio de las cosas o de los sistemas es lo que tiene que ser dilucidado porque no son el estado natural de las cosas. El pensamiento dialéctico permite entender y representar la condición humana desde sus extremos opuestos como si se tratara del péndulo de Foucault. La vida humana desarrollándose en busca del equilibrio. Se trata de la interacción entre entes (gente y cosas) e ideas contrarias, la vida como proceso, plena de posibilidades. Hoy, la complejidad de la época permite el uso de la dialéctica en busca de nuevas soluciones a las problemáticas de nuestro tiempo.

Hegel describió la “dialéctica del amo y el esclavo”. Se trata de la lucha entre dos conciencias. El concepto fundamental es “el deseo” el cual termina siendo pura insatisfacción porque cuando se trata de un deseo por cosas, el deseo se agota. Una vez adquirida la cosa se quiere otra y otra… La satisfacción por lo obtenido se acaba. Cuando un ser humano (conciencia) se ve frente a otro, el hecho supone una amenaza, pero hemos de reconocer que también una oportunidad. En el choque inicial, los dos seres humanos se ven uno al otro. Lo que quiere cada conciencia es doblegar a la otra, quiere ser reconocida. ¿Quién es el amo y quién es el esclavo? Esta lucha es fundamental para las dos conciencias porque la identidad de cada una depende de que la otra la reconozca. El esclavo que teme morir se somete al amo. Esta relación de dominio ha sido la base de las relaciones de violencia en diferentes estamentos jerárquicos.

Para el amo, lo mejor del esclavo es que a él no tiene que negarlo, porque el esclavo se niega a sí mismo. Ahora, el amo domina al esclavo consumiendo lo que produce. Con el paso del tiempo, el amo se da cuenta de que su reconocimiento descansa en el esclavo que es visto como insignificante, una conciencia dependiente (depende del amo). El amo sin carencias, espiritualmente está vacío. El primer paso para la liberación del esclavo es ser consciente de su condición de esclavo. Lo que es distintivo del esclavo es que en su actividad (el trabajo) él no agota ni extingue los objetos como lo hacía el amo, sino que los trabaja y, así, los transforma, el esclavo se crece con su trabajo. En resumen, el esclavo atisba su independencia personal a través de su trabajo. La relación ya no queda entonces tan clara. Llegados a este punto, la dialéctica no ha producido lo que los dos buscan: la libertad, la independencia y el reconocimiento del otro. El reconocimiento en esta dinámica ha sido sesgado. Ha sido una verdadera lucha que ha dejado a los dos en una condición de insatisfacción.

Ahora, reflexionemos un poco sobre lo siguiente… Se ha pronosticado una escasez de trabajo en un futuro cercano. Se trata de los efectos de la Cuarta Revolución Industrial: las fábricas adquirirán suficientes maquinarias para suplir la mano de obra humana y la robótica androide se expandirá. Se habla de la renta básica universal (RBU), ingreso básico universal (IBU), renta básica incondicional (RBI) o ingreso ciudadano como posible solución. Con ello todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones (tanto ricos como pobres), proveniente del Gobierno. ¿Qué pasará? Sería bueno preguntarnos si la dialéctica amo-esclavo como metáfora de una realidad inminente aplicará en pleno siglo XXI. ¿Cuáles son las conciencias que se enfrentarán? ¿A quién podremos llamar el amo y quien fungirá como esclavo cuando no hay un intercambio entre el trabajo y el dinero recibido? ¿Cuándo se recibe dinero (fondos) sin dar nada a cambio? ¿Qué tipo de relación es esa? Ya hay países que lo han implementado con éxito; algunos, después de un tiempo lo han tenido que eliminar por la carga que representa para el Gobierno; otros, sencillamente no lo han aprobado. Necesitamos conocer las intenciones reales que hay detrás de la RBU. Confiemos en Hegel y utilicemos su dialéctica como vía para conocer la realidad.

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