A juzgar por la cantidad y calidad del vínculo social que mantienen las grandes marcas corporativas y comerciales dominicanas con sus consumidores cautivos, podría afirmarse que su accionar cotidiano solo se limita a mantener en los canales de distribución su portafolio de productos y servicios.
Sin importar la magnitud de los efectos y el tipo de crisis, los consumidores siempre esperan que sus marcas desarrollen actividades creíbles y sinceras, que impacten positivamente sus necesidades y expectativas.
Los gestores de marcas suelen invertir mucho tiempo, dinero, tecnología y creatividad, creando y desarrollando estrategias novedosas que ayuden a robustecer los activos intangibles clave. Por ejemplo: reputación, credibilidad, confianza, imagen pública, posicionamiento sostenible, entre otros. El reconocimiento público no llega a las marcas hipócritas y egocéntricas.
¿Por qué son hipócritas las grandes marcas dominicanas? Porque en el terreno de los hechos, la esencia de su filosofía y valores corporativos se derriten como mantequilla por la acción del calor. Es decir, en determinadas circunstancias practican la doble moral.
La relación más fluida con sus consumidores, es la de índole comercial.
Los contenidos del relato que propagan no coinciden con el nivel de transparencia y el ejercicio ético, que estas exhiben en los nichos de mercados que participan.
La ciudadanía corporativa socialmente responsable es la actitud positiva y solidaria que se asume frente a los hechos que acontecen en la sociedad.
En estos momentos, las grandes marcas corporativas y comerciales dominicanas deberían mostrar una actitud más proactiva, solidaria y empática. Es mezquino, inmoral e hipócrita lucrarse en medio de las crisis.