El monitoreo de los centros educativos es vital para evaluar las capacidades que logran los estudiantes.
Por Ramón Pérez Minaya. Especial para Hoy (4 de 4)
República Dominicana, en la ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo Económico y Social, estableció la autonomía del Ideice con la siguiente encomienda: “Fortalecer el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (Ideice) como organismo autónomo, con independencia técnica, financiera y de gestión para poner en marcha el Sistema Nacional de la Calidad de la Educación que, mediante una adecuada reglamentación, asegure la realización de evaluaciones regulares, con objetividad, rigor técnico y transparencia, que sirvan de instrumentos para corregir, modificar, adicionar, reorientar o suspender las acciones de política educativa”.
Lamentablemente, esto nunca se ha puesto en práctica. Se hace evidente que si queremos superar el atraso socioeconómico debemos seguir comprometiendo una alta proporción del presupuesto nacional para la educación dominicana a la vez que estamos obligados a crear las instituciones y los procedimientos que nos informen adecuadamente sobre los montos, el destino y la pertinencia del uso de esos recursos y, con la evidencia del dato confiable, sabremos dónde vamos, a fin de asegurarnos de que las acciones que se realizan y los fondos que se destinan a esos propósitos, están teniendo los resultados previstos.
A estos fines se recomienda sustituir el Ideice por una institución autónoma, pequeña, que tendría la categoría de ministerio y, siguiendo el modelo del directorio mexicano, estaría constituido por cinco directores, por lo que sus decisiones serían el resultado de un consenso de expertos en el tema, y por el hecho de ser cinco, nunca habría empate en sus decisiones, lo que favorecería su desempeño.
Esta institución, mediante la contratación de entidades especializadas, tendría a su cargo evaluar la calidad del sistema educativo, así como los programas académicos de las instituciones de educación superior que forman a los docentes, cumpliendo con el principio de la separación del juez y las partes. Por este mismo principio, el nuevo Ideice no debe pertenecer al Ministerio de Educación, ni tampoco los miembros de su Consejo Directivo deberán formar parte de las entidades de educación superior que tienen a su cargo la formación de maestros, dado que la entidad deberá evaluarlas.
El país ya tiene experiencia en este sentido, pues trabaja con el College Board para la administración de pruebas a los aspirantes a entrar a la carrera universitaria de Educación, con el objetivo de producir maestros con vocación de excelencia.
Nuevas tareas
En resumen, la nueva institución tendría a su cargo las siguientes tareas:
La realización de las pruebas nacionales para evaluar y monitorizar los conocimientos de los alumnos en temas básicos, como lectura, escritura y matemáticas.
Estas pruebas estarían diseñadas con los niveles de rigor que exigen los estándares internacionales, a fin de que, en toda ocasión, la nación conozca la distancia entre la situación del sistema educativo dominicano y la que se aspira.
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Además, las evaluaciones del desempeño de los docentes.
Los exámenes de ingreso a la carrera docente y los que decidan tomar, para fines de promoción, los profesionales que pertenecen al cuerpo educativo del Minerd.
Las evaluaciones de todos y cada uno de los centros educativos, para monitorizar las capacidades y conocimientos que los estudiantes han logrado de acuerdo con los objetivos que prescriben las disposiciones curriculares.
Un nuevo pacto
En conclusión, basado en el principio de la separación del juez y la parte, el Ministerio de Educación enseñaría y el Directorio del nuevo IDEICE evaluaría. La difusión de los resultados de las evaluaciones debe ser amplia y efectiva, a fin de generar presiones políticas al Ministerio de Educación para mejorar sus resultados.
Hemos aprobado un Pacto Educativo y hemos logrado asignar el 4% del PIB a la educación dominicana. Nuestro país es uno de los que más fondos asigna a la educación dentro del presupuesto público, tanto a nivel de la región de las Américas como en el mundo. Hemos logrado instaurar la tanda extendida, que constituye un paso importante para superar la inequidad que caracteriza a las economías de mercado subdesarrolladas.
Hemos creado centros para la protección de la primera infancia, que no sólo forman a los más pequeños, sino que contribuyen a reducir las inequidades sociales. Años atrás, esto parecía imposible.
Demos un paso adicional institucionalizando la evaluación de la calidad lo cual puede marcar un histórico antes y después.
La oportunidad actual es propicia, dado que el Pacto por la Calidad de la Educación se acaba de relanzar con la convocatoria del Consejo Económico y Social. Es hora de convocar un nuevo acuerdo nacional para instaurar la evaluación permanente de la calidad educativa, con la finalidad de producir una nueva generación de dominicanos y dominicanas capaces de encaminar el país hacia un verdadero desarrollo socio económico.
La actual generación dominicana puede y debe iniciar un proceso de cambio de nuestro sistema educativo que haga posible crear una escuela de calidad para todos los estratos sociales, lo que, al pasar el tiempo, quizás podría iniciar un proceso de cambios socioeconómicos que nos acerquen a una sociedad del primer mundo.
Para concluir, reiteramos que el país necesita un mecanismo para evaluar las capacidades de los profesionales con título universitario que soliciten ingresar al profesorado de las escuelas públicas.
Es evidente su escasa capacidad para desempeñarse en el salón de clase, lo que explica los pésimos resultados del sistema escolar público. Siguiendo el modelo chileno, debemos divulgar esos resultados en toda la sociedad, para que el asunto se constituya en un tema de preocupación política de las familias dominicanas.