A raíz de los últimos crímenes y hechos violentos que han acaparado la agenda mediática, me propongo analizar la relación existente entre la cobertura y visibilidad que reciben estos casos y la capacidad de respuesta que han dado a las autoridades correspondientes ante estas situaciones.
Es innegable el poder de los medios, desde la academia a quienes no hemos formado en periodismo y comunicación nos enseñan sobre las teorías que explican el impacto que generan las noticias en la opinión pública una vez son difundidas a gran escala.
Suceso mediático es el nombre de estos casos, que bien sean hechos delictivos o accidentes, han recibido una atención extraordinaria o más allá de lo normal por parte de los medios de comunicación y la prensa.
Con los últimos casos como los asaltos a dos de las entidades bancarias más importantes del país, la Policía Nacional ha demostrado que ciertamente existen los mecanismos y el tipo de inteligencia (protocolos) para dar respuestas rápida y oportuna ante un crimen o delito.
El problema que esto puede generar es que los casos que no necesariamente reciben tal cobertura, no tengan la misma atención y prioridad, cuando el acceso y el derecho a justicia que cada ciudadano y ciudadana tiene nunca se debe comprometer o violentar.
Sin importar su estatus económico/social, condición territorial u origen, todas las personas merecen respuesta de nuestras autoridades policiales y del sistema de justicia. Todas las familias merecen un cierre.
Es oportuno resaltar que las redes sociales han jugado un rol importante en este contexto, pues quienes no gozan de ciertos privilegios, gracias a la democratización que dan las plataforma digitales en la difusión de mensajes, han canalizar sus denuncias provocando cierta presión y logrando la tan anhelada atención de las autoridades.
Solo espero que las acciones recientes de la policía sean la puerta de entrada de un institución más diligente y que devuelva la confianza a la ciudadanía, esa que muchos casos ha perdido la fe hasta de ir un destacamento a poner una denuncia.
Finalmente, cierro esta entrega enviando un abrazo solidario a todas las familias involucradas en los lamentables acontecimientos recientes; a quienes han perdido un ser querido o ahora tendrán que lidiar con un proceso judicial y con la exposición, muchas veces innecesaria, a la que son sometidas y que es parte este tipo de procesos.