La adolescencia es una época de tránsito corto pero que puede resultar complicada para los chicos y las chicas. Los sentimientos de incomprensión, soledad, temor ante el futuro o, simplemente, de estar perdido son habituales para los jóvenes entre los 13 y los 18 años.
Vivir un intercambio en la adolescencia es una experiencia perfecta para salir al mundo: obliga a la persona a poner los pies en el suelo, ser práctica y lanzarse a vivir por sí misma. De esta manera, se toma una nueva perspectiva de la vida y se construye una mejor visión de su propio futuro.
Una experiencia viven cada año cientos de jóvenes en el mundo gracias a los Programas de intercambio cultural con AFS.
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De acuerdo Wanda Rodríguez, ex-participante del programa y quien labora en la entidad, esta iniciativa de clase mundial es un movimiento global para el desarrollo de ciudadanos del mundo.
“Esta organización nació hace ya más de cien años durante la primera guerra mundial con jóvenes que promueven la paz y la forma en que lo hacían era conduciendo ambulancia para rescatar a los heridos”, explica.
Luego de los conflictos armados la organización enfoca sus esfuerzos hacía la participación de adolescentes en intercambios culturales por distintos países bajo el nombre AFS Intercambios Culturales.
Este movimiento llegó a República Dominicana en 1962 a través de la embajada de Estados Unidos con la participación de los primeros 6 estudiantes al Programa Escolar Anual a Estados Unidos, desde entonces AFS ha trabajado continuamente y expandido su programa de intercambio a más de 60 países y diversificado sus programas educativos.
Un ejemplo del empoderamiento juvenil que se obtiene a raíz de este programa son: Carlos Martínez Bergés, Mery Tejada Rubio, Rubens Félix, Angel Omar Pereyra y Nicole Trombetta, quienes comparten la experiencia de haber salido de sus casas a un hogar y un país totalmente desconocido.
“Mi experiencia fue única y muy positiva porque logré salir de mi zona de confort y conocer otras realidades”, señala Carlos Martínez Bergés, quien hizo un semestre de intercambio en Brasil en 2017.
Mery Scarlata, quien hizo el programa en Turquía entre 2019 y 2020 justo en medio de la pandemia, lo explica describe de esta forma: “mi enfoque fue aprender la cultura e historia y también pensé que era una gran idea llevar mi cultura a otra familia”.
Labor social
Además de estudiar y aprender sobre la cultura los participantes como Rubens pueden realizar trabajos sociales. “ Tengo seis meses, soy de Alemania y estoy haciendo servicio social en un orfanato en la La Romana”, explica.
“Mi experiencia en Austria fue muy buena, es una de las mejores decisiones que he tomado”, sostiene Angel Omar.
Un sentimiento similar comparte Nicole Trombetta, llegó al país desde Italia y está cursando el último año de secundaria, lo que la tiene muy emocionada, especialmente porque está disfrutando las actividades de la promoción de su colegio algo que no utiliza en su país.
“No sabía nada de este país, al principio fue difícil, pero ahora es muy bueno estar con mi familia dominicana”, asegura.