Las criptomonedas están haciendo muy ricos a los inversionistas en Occidente y, al mismo tiempo, creando un circuito de financiación, también muy lucrativo, para los grupos terroristas de Oriente. En las regiones de Siria donde aún controlan territorio los rebeldes que luchan contra el régimen de Bashar al Assad y donde también operan filiales de ISIS y Al Qaeda, funcionan decenas de oficinas especializadas en el cambio de Bitcoins y otras nominaciones virtuales. El partido militar Hamas que controla la Franja de Gaza también elude las sanciones recibiendo fondos en criptomonedas. En Francia, continúa el juicio contra un grupo de yihadistas que crearon “la arquitectura de una red de financiación al terrorismo a través de ciberdivisas”. “Las criptomonedas no fueron creadas para financiar el terrorismo, pero cumplen la misma función”, comentó Yaya Fanusie, un ex analista de la CIA que ahora es consultor en el tema. “Muchos se están enterando recién ahora de cómo trabajar con este tipo de inversiones. Los terroristas islámicos ya llevan seis años haciéndolo. Y cada vez realizan transacciones más sofisticadas y más difíciles de detectar”.
Las criptomonedas son muy atractivas para los terroristas y todo tipo de delincuente porque les permite guardar y transferir dinero sin una autoridad central que pueda cerrar cuentas y congelar fondos. Cualquier persona en el mundo puede crear una dirección de Bitcoin y comenzar a recibir monedas digitales sin siquiera dar un nombre o un domicilio. Los cálculos de Interpol hablan de que los grupos terroristas manejaron más de 1.000 millones de dólares en monedas virtuales en 2020.
En la página web de las Brigadas Al Qassam, el brazo armado de Hamas, los visitantes recibían una dirección única de Bitcoin a donde podían enviar donaciones de la moneda digital. El sitio que bloqueó el ejército israelí hace algunas semanas, durante la última confrontación de Gaza, estaba disponible en siete idiomas y presentaba el logotipo de las brigadas, con una bandera verde y una metralleta, y contenía un video donde se explicaba en forma muy didáctica cómo adquirir y enviar bitcoines sin ser detectados por las agencias de inteligencia.
Chainalysis, una firma de análisis de blockchain que hizo peritajes para la investigación del Departamento de Justicia en Washington, descubrió que BitcoinTransfer procesó 36 bitcoin -algo más de 2 millones de dólares en base a los precios de ese momento- en 679 transferencias desde diciembre de 2018, todas destinadas a grupos yihadistas que actúan en Siria. En el último año aumentó sus operaciones y abrió nuevas sucursales en Idlib donde transfirió todos sus fondos a una moneda virtual más estable que el Bitcoin denominada USD-Tether. Tether es una criptomoneda vinculada al precio del dólar estadounidense y tiene en este momento el mayor volumen de cualquier criptomoneda en circulación.
Estas transacciones también se esconden en una economía devastada como la siria que tienen que recurrir a estas nuevas monedas para protegerse de la inflación extrema. La lira siria alcanzó su precio más bajo en marzo. Los precios de los alimentos en Siria aumentaron un 222% desde el año pasado, y un 376% desde octubre de 2019. Según el Programa Mundial de Alimentos, 12,4 millones de personas en Siria carecen de provisiones básicas de alimentos, mientras que 1,3 millones de personas están al borde de la inanición.
En tanto que el precio del Bitcoin aumentó más del 430% desde el año pasado y llegó a tener un precio superior a los 60.000 dólares para bajar ahora a casi la mitad (33.696, 80 en el momento de escribir este artículo). La suba se registró también en las otras criptodivisas, como Ethereum, que llegó a crecer más del 560% en 12 meses. En marzo de este año, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de que un número creciente de personas desplazadas estaban recurriendo a las criptomonedas como forma de ganar algo de dinero y que habían recibido las instrucciones para operar de grupos rebeldes.
Las campañas de crowdfunding yihadista llevaron a investigaciones en Francia, India y Reino Unido. En París, en octubre, detuvieron a 29 personas en relación con un plan de criptofinanciación ideado por dos militantes del HTS nombrados en la acusación como Mesut S. y Walid F. Utilizaban más de 120 chats y canales de Telegram para realizar transacciones de criptodivisas como Dash, Ripple, Ethereum y Zcash. Los investigadores detectaron transacciones de 37,35 bitcoins (2.196.180 dólares al precio de ese momento) que se destinaron a la financiación del terrorismo en 2020. De todos modos, una cifra muy pequeña y que no llega ni al 0,1% de la actividad ilícita global.
Las criptomonedas también se utilizan para pagar operaciones de células dormidas o de lobos solitarios que atacan en Europa. La revista online “Wolves of Manhattan” del grupo mediático Jaysh Al-Malahim Al-Electroni (Ejército de la Batalla Electrónica) afiliado a la red terrorista de Al Qaeda, publicó en su número del 14 de abril de 2021 varios artículos sobre las ventajas de realizar transacciones virtuales al tiempo que incitaban a los seguidores en Occidente a llevar a cabo ataques. Y ofrecía 60.000 dólares en Bitcoin a la primera persona que matara a un agente de policía en un país europeo. La recompensa, decía, “está disponible para cualquier cristiano, judío o ateo que lo haga”, y añadía que estos fondos “provienen de donaciones de la moneda virtual”.
“Los terroristas están aprendiendo a enviar y recibir monedas digitales de una forma cada vez más creativa e inteligente”, comentó a la revista Wired, Itsik Levy, director ejecutivo de Whitestream, la firma de investigación israelí que rastrea las transacciones con bitcoines. “¿Por qué no habrían de aprovechar las facilidades que le dan? Es algo muy bueno para ellos”.
La Administración Biden está presionando para que las bolsas de criptomonedas realicen una verificación total de la identidad de cualquier persona que retire monedas digitales de una cartera. Los analistas creen que podría ser un primer paso importante para detener el flujo de esas divisas hacia las manos de los terroristas, pero no van a poder detener las maniobras. La esencia de estas divisas es que funcionan a través de una base de datos descentralizada y sin control de ningún país u organización internacional. Un escondite perfecto para los criptoterroristas.