Italianos en Dajabón 4/4

Italianos en Dajabón 4/4

Otros italianos que también residieron en Dajabón fueron los esposos José Divanna y María Sánchez. Aquí bautizaron a su hijo Jesús Silverio el 6 de enero de 1887, quien había nacido el 27-7-1886. En 1912, José Divanna y su esposa María Sánchez, residían en Tamboril y habían dejado a su hijo Jesús interno en un colegio de Italia (El Diario, Santiago, 11 mayo 1912).

Jesús Silverio Divanna Sánchez, hijo único de José Divanna, murió el 3-11-1917 en el Hospital de Campo de Pardemone, producto de las heridas recibidas en el frente italiano durante la Primera Guerra Mundial. Era oficial de infantería y estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nápoles. Fue condecorado con la medalla del Valor Militar antes de morir (El Diario, Santiago, 16-9-1918). Su madre María Sánchez murió en octubre de 1918 en Santa DomenicaTalao, donde residía desde hacía varios años antes (El Diario, Santiago, 3-12-1918).

Sin tener claro el motivo, otros italianos en Dajabón fueron:

1.- Antonio Montezano, referenciado en un acta asentada en el libro 1 de nacimientos de la Oficialía del Estado Civil, correspondiente a julio de 1888, como prestamista de Elías Morel. En este documento se le cita como “Antonio Montezano, mayor de edad, súbdito italiano, domiciliado y residente en esta población”. Al firmar, su apellido lo escribió Montzano.

2.- Pablo Chesute, natural de Génova, fallecido en Dajabón el 31-3-1909, a la edad de 45 años. Era hijo legítimo de Antonio Chesute; se ignoraba el nombre de la madre. Dicho deceso ocurrió en la casa de Luis Bausconis y fue asentado en el libro 2 de defunciones, f. 333, a. 31, de la Oficialía del Estado Civil de Dajabón.

3.- Marco Matinelly, mayor de edad, fallecido en casa de José Lippi el 30-12-1895, también italiano, entonces con 21 años (Libro 1 Def., f. 46 a.3, Oficialía del Estado Civil de Dajabón).

4.- Pedro F. Antonetti, párroco desde por lo menos el 6-12-1874 hasta poco antes de su fallecimiento el 5-8-1896, a los 78 años. Aunque dice que era de Corsica (sic) lo hemos incluido entre los italianos porque tenemos la corazonada que debió ejercer algún tipo de influencia para atraer a Dajabón los italianos anteriormente mencionados.

Por una carta del párroco de Sabaneta al presbítero Carlos Nouel, secretario del Arzobispado de Santo Domingo, del 10-6-1888, sabemos que el padre Antonetti descuidaba los asuntos espirituales para dedicarse a sus propios negocios, pues según el padre Luis Pérez, “los vecinos de Dajabón están muy disgustados con su cura pues de nada se ocupa más que de su yerba y sus campeches…que él viene cuando le parece, toca misa y pregunta, quieren misa? y si no responden pronto vuelve y se coloca su revólver y se va atender a sus vacas y demás…” ¿Sus dotes empresariales y comerciales le servirían para atraer italianos a Dajabón y Montecristi, que como él buscaban en América la tierra prometida?

Instituto Dominicano de Genealogía.