Se ha especulado sobre la real ascendencia paterna de Rafael L. Trujillo Molina en el sentido de desconocer a José Trujillo Monagas como su verdadero abuelo. J. Agustín Concepción sostiene que este oficial español, llegado al país durante la Anexión, no pudo ser padre de José Trujillo Valdez -nacido según este autor el 25 de julio de 1866- por haber estado prisionero en Santiago desde septiembre de 1863 hasta julio de 1865, cuando partió con las tropas españolas a Cuba al término de la Anexión, lo que le impidió cohabitar con la madre de este, Silveria Valdez. Sin embargo, aporta que, conforme su acta de nacimiento y su acta de bautismo, consta que José Juan de Dios Trujillo nació el 25 de julio de 1865.
Ahora bien, Concepción sostiene que, en efecto, este José Juan de Dios Trujillo nacido en 1865 pudo haber sido hijo de la pareja Trujillo Valdez, pero que “pudo morir prematuramente” y que su nombre lo llevó un hermano homónimo, que fue el José Trujillo Valdez nacido en 1866, procreado por Silveria Valdez con el general Braulio Alvarez Castillo. No obstante, en el libro de bautismos de la parroquia de Baní correspondiente a 1866 no figuran ni José Trujillo ni José Valdez.
Bernardo Vega, que en su novela “Domini Canes: los perros del Señor” se acoge a la tesis de Concepción, en su obra “Los Trujillo se escriben”, sin embargo, reproduce dos documentos que testimonian el vínculo filial de Trujillo Monagas, quien formó familia en Cuba. La primera es una carta de la señora María Romana (no Ramona) Pluyer Trujillo, dirigida a Trujillo desde La Habana en 1937, en la que se refiere a él como “primo Rafael”; a su madre la trata como “tía Julia” y menciona “lo bien atendida que estuvo por toda la familia” su madre María Josefa Trujillo cuando estuvo en el país en 1936. La segunda es una carta de José Almoina, entonces secretario particular de Trujillo, al Lic. Virgilio Díaz Ordóñez, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la República Dominicana en Cuba, fechada en 1945, en la que solicita información sobre Trujillo Monagas, “antecesor de nuestro Presidente”. Aporta además una foto de Santiago Trujillo Martínez, descendiente de Trujillo Monagas, a su juicio, físicamente parecido a Trujillo.
Trujillo Monagas estuvo destacado en Baní, conforme su hoja militar de servicios. ¿Viajó nuevamente allí para octubre de 1864, cuando Silveria concebiría a su hijo, o acaso esta visitó Santiago para entonces? De la que sí existe constancia documental es de su estancia en Baní, acaso al amparo de autorización especial, para junio de 1865, un mes antes del nacimiento de José Juan de Dios, lo que apunta a derrumbar tanto la tesis de J. Agustín Concepción de que no tuvo contacto con Silveria Valdez como la atribución de su paternidad a Braulio Alvarez. En efecto, el día 21 de ese mes, fue padrino en esa ciudad de Luisa Díaz Brea, hija de Manuel Díaz y Luisa Brea, nacida el día anterior.
A partir de este documento concluimos que la mención de su nombre en las actas de nacimiento y bautismo de José Juan de Dios Trujillo no fue pues gratuita y que la atribución de su paternidad a este hijo de Silveria Valdez no fue tampoco un asunto de conveniencia. Pero hay algo más: en el cuerpo del acta de bautismo, el sacerdote actuante, Francisco Z. Velásquez, escribió que José Juan de Dios Trujillo era hijo natural de José Juan de Dios Trujillo y Silveria Valdez, pero la palabra “natural” fue tachada y sobre ella se escribió la palabra “legítimo”, interpolación con la que se buscó aparentar consecuentemente el matrimonio de los padres, vínculo inexistente si nos atenemos a que en el libro de matrimonios de la parroquia de Baní iniciado en 1865 su unión no figura y al hecho de que en su acta de matrimonio en San Cristóbal en 1887 con Altagracia Julia Molina Chevalier figura como “José Trujillo, hijo natural de Silveria Valdez”, otra incongruencia, pues siendo hijo natural debió haber figurado como José Valdez.
Otros aspectos resaltantes del acta de bautismo son que aparece el nombre Candelaria Arias, luego tachado, que corresponde al acta inmediatamente siguiente, lo que evidencia una transcripción posterior de los datos de los bautizados y no una inmediata redacción en los folios del libro de bautismos y el señalamiento de que el niño “nació el día veinte y cinco” sin precisar mes o año.
Silveria Valdez tuvo al menos otros dos hijos, igualmente naturales: Rafael Echavarría, que casó en San Cristóbal en 1893 con María de la Paz Pérez Cueto, y Concepción Caminero, nacida en 1870 y casó en Santo Domingo en 1882 -¡con tan solo 11 años!- con Luis Felipe Ramírez Nadal, entonces de 22 años. ¿Por qué José Juan de Dios no fue reconocido como sus hermanos de madre? ¿Por qué Silveria Valdez antepuso a su hijo el apellido de Trujillo Monagas si no medió un acto de reconocimiento? Solo la conciencia plena de su paternidad puede explicarlo.
Las dudas sobre la relación consanguínea con Trujillo Monagas quedaron resueltas con las menciones de las actas de los Trujillo Molina: en el acta de nacimiento del nieto más conspicuo, se asentó la declaración del cura párroco de San Cristóbal, Pbro. Marcelino Borbón, respecto del nacimiento, en 1891, de Rafael, “hijo legítimo de los señores José Trujillo Valdez y de Altagracia Julia Molina de Trujillo”.