Juramentaciones

Juramentaciones

Claudio Acosta

Hay quien asegura, por supuesto que en tono de choteo, que de seguir el ritmo que lleva el expresidente Danilo Medina juramentando nuevos miembros del PLD (40 mil en tan solo un mes, según cálculos a partir de las notas de prensa que distribuye la organización) muy pronto llevará de nuevo al poder a su partido, para lo cual solo necesita mantener en buena salud su brazo de juramentar y que de aquí al 2024 siga habiendo tanta gente, sobre todo jóvenes, dispuestos a formar parte del renacimiento del partido morado.

Pero el expresidente Medina y los peledeístas no son los únicos que han descubierto un filón inagotable de ciudadanos y ciudadanas que quieren hacer vida partidaria, pues también anda por ahí juramentando nuevos militantes el expresidente Leonel Fernández, líder de la Fuerza del Pueblo, quien todos los fines de semana aumenta la matrícula de su partido, a tal punto que ayer depositó en la JCE un padrón con más de un millón de militantes.

Puede leer: Rechazo esperado

Y aunque usted no lo crea, hasta Miguel Vargas Maldonado y su PRD chiquito se ha sumado a la comparsa, pues según un comunicado de prensa el partido del jacho apagao también está creciendo, gracias a “una ola de juramentaciones que a diario se desarrollan en la Casa Nacional del partido, así como cada fin de semana en el interior del país”.

Desde luego, cualquiera que se ponga a sacar cuentas descubrirá muy pronto y sin ninguna dificultad que los números que dan los partidos sobre la cantidad de militantes que tienen en sus padrones no cuadran cuando se comparan con el padrón de la JCE, aún excluyendo a los que están inscritos en más de una organización política. Y lo primero que notarán es que sobra demasiada gente, lo que quiere decir que algunos de esos partidos, o todos juntos, están mintiendo de manera descarada.

Es obvio que se trata de una estrategia electoral que, a sabiendas de que es una farsa, autoridades y votantes aceptamos como buena y válida, solo para que siga la fiesta. Y después nos quejamos…