Desde que se inició la entrega del 4% del PIB para mejorar la calidad de la educación preuniversitaria la ADP debió convertirse en un guardián celoso y vigilante del uso que se le daría a ese dinero, sobre todo si es verdad, como acaba de señalar su presidente, Eduardo Hidalgo, durante la celebración del X Congreso Nacional Cruz, Durán Montero, que la asignación de esos recursos es una de las “grandes conquistas” del gremio magisterial.
Desgraciadamente eso no ocurrió, como bien sabe el profesor Hidalgo, que sin embargo habló y se expresó en ese congreso como si los maestros acabaran de llegar desde algún planeta lejano y no fueran también responsables, en su caso particular por omisión, del mal uso que se le ha dado.
“Responsablemente, hay que decir que el 4% ha sido una de las mas notorias fuentes de enriquecimiento ilícito y corrupción”. ¿Por qué, si fue algo tan notorio, nunca dijo nada ni él ni ningún otro dirigente de la ADP? ¿Por qué no se quejaron antes del dispendio? ¿O eso solo se ve desde la oposición?
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Recordaba el pasado sábado la columna Sube y Baja, en este mismo diario, que entre el 2013 y el 2019 Educación recibió por concepto del 4% 936 mil millones de pesos, lo que también obliga a recordar que durante casi todo ese tiempo el gremio magisterial estuvo bajo control del PLD, entonces partido de gobierno. Y es probable que ahí esté el problema aunque Hidalgo no se atreva a reconocerlo, como tampoco va a reconocer que la responsable de ese silencio cómplice y encubridor es la politiquería que ha secuestrado a los principales gremios profesionales, distorsionando su rol y poniéndolos al servicio de los partidos y sus intereses.
Ese hubiera sido un gran tema para debatir, desde el autoexamen y la autocrítica, en el cónclave magisterial que acaba de celebrar la ADP, en el que participaron 1,068 dirigentes municipales y provinciales, pero es posible que el daño sea ya irreversible y sea demasiado tarde para que los maestros puedan zafarse del control de los políticos.