En el Gobierno del Cambio dirán que es una exageración, que Servio Tulio Castaños, el de Finjus, se pasó de contento al hacer la comparación, pero desgraciadamente la experiencia nos ha enseñado que nuestra clase política se ha puesto tácitamente de acuerdo para convertir el Presupuesto Nacional, el Estado y sus instituciones, en su principal fuente de financiamiento.
Por eso no debe sorprendernos que al hacer la ley hicieran también la trampa, como es el caso, según Servio Tulio, de la Ley 340-06 de Compras y Contrataciones Públicas, que a su juicio fue creada para financiar el sistema político y por esa misma razón ni los partidos de oposición ni al oficialista les ha interesado modificarla para corregir omisiones y deficiencias.
De ahí su advertencia de que si esa ley no se cambia esta administración terminará de la misma manera que la anterior: ahogada en escándalos de corrupción.
Ya hemos visto algunos intentos que han recibido una rápida respuesta del Ejecutivo destituyendo a los involucrados, pero la sociedad dominicana se mantiene a la espera de que esos casos lleguen a la justicia para convencerse de que la lucha contra la corrupción no tiene favoritos ni hace excepciones.
Sin embargo, hay una esperanza. Según el Vicepresidente Ejecutivo de Finjus se ha estado trabajando, con la supervisión del presidente Luis Abinader, en un proyecto para modificar la Ley de Compras y Contrataciones, en el que también participa la Dirección de Ética e Integridad Gubernamental.
Y se declara convencido de que el mandatario lo someterá a la consideración del Congreso Nacional el próximo 27 de febrero, donde pondrá a prueba el liderazgo del mandatario, pero también la determinación de los legisladores del PRM, mayoría en ambas cámaras, de hacer lo correcto.
Que no puede ser otra cosa, que garantizar que imperen la transparencia y el buen uso de los recursos públicos en los negocios con el Estado dominicano.